El deporte nos renueva y nos purifica. Pero relax, no estamos aquí hoy para glorificar el ejercicio físico o hacerte sentir culpable por saltarte el gimnasio esta semana. Hoy disfrutaremos de la parte más pasiva del deporte: ser espectador.
Y no cualquier espectador. Cualquiera puede conseguir entradas para un partido de fútbol o baloncesto.
De lo que hablamos aquí es de la exclusividad y del pijerío de asistir a un evento único rodeado de la
flor y nata del famoseo mundial. Hoy hablamos de asistir al
Campeonato de Wimbledon, que se celebra cada verano en Londres.
Y es que los ingleses saben mucho de ponerse sus mejores galas y sus sombreros más estrafalarios para figurar entre el respetable de un encuentro deportivo. Lo hacen muy exageradamente en el Hipódromo de Ascot, pero Wimbledon no se queda atrás.
Pero, ¿cómo de exclusivo es Wimbledon? Bien, la mejor manera de asegurarte una plaza entre el público de este torneo de tenis es comprar un abono, que lamentablemente para nuestro bolsillo tiene que ser de cinco años, y que cuesta la friolera de 90.000€, basicamente lo que cuesta una vivienda.
¿Es la única manera de asistir? Por supuesto que no. El amante del tenis más modesto puede hacerse con una entrada para partido único por el "asequible" precio de 100€, pero toda entrada puesta a ese precio por la organización dura centésimas de segundo a la venta en la web oficial. Algunas de estas entradas baratas no aparecen en la web, sino que reserva un número específico para venderla en la misma taquilla del torneo. Ni que decir tiene que las colas para comprar esas entradas en interminable, y no faltaran los cientos que deciden acampar días en una fila por la posibilidad de hacerse con un asiento. Tiendas de campaña, decenas de tuppers y mucho café. De hecho, esta cola, o como la llaman los ingleses, The Queue, es otra de las atracciones de estas semanas de tenis.
El All England Lawn Tennis Club, creadores y organizadores del torneo, cuenta con solo 375 socios fijos con 100 socios temporales. Los encontrarás en los mejores palcos del estadio. Pero tranquilidad. Existe una manera de entrar en ese club sin desembolsar dinero: ganar el torneo de Wimbledon. Fácil, ¿verdad? Si lo haces podrás disfrutar con ellos del aperitivo oficial de Wimbledon: 30.000 kilos de fresas con nata que tradicionalmente se traen desde la localidad de Kent.
Una vez instalados en nuestro palco podemos mirar a la pista, donde veremos a los mejores jugadores del mundo, comprobaremos que todos van vestidos de blanco. Wimbledon es el único torneo de tenis con dress code, que prohíbe los colores oscuros. Todos los participantes optan por el blanco por tradición, no por obligación, pues aún podrían seguir vistiendo tonos pastel. Pero ya que participas en este legendario torneo, ponte mono.
Y si desde nuestro palco miramos arriba, no veremos molestos pájaros que puedan interrumpir los encuentros: un grupo de selectos halcones entrenados impiden el paso a cualquier desprevenido pajarillo que quiera conocer a las hermanas Williams. Y con impiden nos referimos a que se los zampan.
Más que una celebración del deporte, Wimbledon es un evento. Tanto que inspira a deportistas, aficionados, amantes de la moda y del famoseo, de las fresas con nata e incluso a cineastas.
Cosmo emite
Wimbledon (El amor está en juego), una cinta en la que una estrella del tenis venida a menos (Paul Bettany, The Avengers) se enamora de una promesa femenina (Kirsten Dunst, Spider-Man) en pleno campeonato. Consulta nuestra parrilla para no perdértela.
Redacción COSMO
Noticias escritas por el equipo de redacción de COSMO.
