Seguro que te has cruzado con más de uno –y de dos- por la calle. Los
lumbersexuales son la nueva tribu urbana que
ha desbancado a los metrosexuales, y que guardan con ellos un gran parecido razonable.
Los lumbersexuales son esos
seres barbudos, con camisas de cuadros de leñador, de aspecto desaliñado. Los has tenido que ver por tu ciudad, pueblo o aldea, y es que desde luego no dejan indiferentes a nadie.
Cuenta la leyenda, que en las ciudades europeas hay que ir con cuidado y tratar de esquivarles para no chocarse con sus
enormes y robustas barbas propias de un amish, cuyos efectos pueden
causar una dermatitis aguda, concretamente en las zonas de la boca y cuello,
ejem.
El nombrecito que se gastan los lumbersexuales, procede del inglés. Esta palabra está compuesta de
lumber, que significa madera, o incluso
lumberjack/lumberman, que definen al leñador.
Este mote define a la perfección al hombre que describe: desaliñados, barbudos y verdaderos amantes de las camisas de cuadros.
Según los expertos, el lumbersexual es una invención de la mujer. “
El término surge de las revistas femeninas. Responde a un hombre barbudo, con camisa de cuadros y que exuda feromonas. Es básico, asilvestrado, muy vinculado a la figura del nuevo hippie, a la naturaleza y que, en teoría, no cuida su imagen”, afirmaba el psicólogo Luis Muiño.
Lo más probable es que os estéis preguntando en dónde demonios radica
el parecido del lumbersexual con el metrosexual, y si no es así, os lo vamos a contar de todas formas. El
elemento en común que tienen ambos es
el cuidado máximo, y es que detrás de esa dejadez del lumbsersexual, se esconde un gran cuidado de cada detalle -dentro de su desaliño-, al igual que los metrosexuales.
Redacción COSMO
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