Descubrir que nuestra pareja nos está siendo infiel puede ser una de las sensaciones más dolorosas que podemos experimentar. De repente nos damos cuenta de que nuestro tiempo con esa persona ha sido una mentira y toda nuestra vida se tambalea pues el apoyo que creíamos tener no existe. Pero, ¿hay alguna manera de saber si nuestra pareja nos está engañando?
Los psicólogos insisten en que no hay ningún libro de reglas que seguir para averiguarlo, pero sí existen ciertos patrones de comportamiento y conductas que deberíamos investigar si los vemos reproducidos en nuestras supuestas medias naranjas.
Veamos algunos de las señales que pueden delatar a una pareja infiel.
Distante
Muchas
personas infieles no pueden evitar verse asaltadas por un mar de culpa cuando han tenido una aventura. Esta culpa los hace entrar en un estado de nerviosismo que podría delatarlos fácilmente así que prefieren poner distancia en la pareja minimizando toda conversación o encuentro con nosotros a sabiendas de que mientras más tiempo pasemos juntos más posibilidades hay de que cometan un error y
se delaten a sí mismos. No comienza conversaciones, no propone planes y no suele preguntar demasiado por si le devuelves las mismas cuestiones.
Esta actitud puede darse de la noche (de marras) a la mañana.
Súbitamente cercano
Sabemos que esta señal se contradice con la anterior pero es innegable que es sospechoso que una persona pase a ser más detallista, comunicativo y cercano sin que se haya dado pie a esta situación. La misma culpa que hace que algunos sean distantes hace que otros se conviertan literalmente en tu sombra para no perderte rastro en todo el día. No se trata de intentar compensar el mal que han hecho, pues no se puede, sino que su comportamiento es propio del nerviosismo de alguien que teme ser descubierto.
Privacidad
Muchas personas son celosas de su intimidad sin que haya un motivo para sospechar de ellas, es algo natural. El problema viene cuando hay un cambio notable en esa actitud. Si tu pareja no tenía problemas por dejar su teléfono móvil a la vista y de repente sale de la habitación cada vez que recibe un mensaje es tiempo de sospechar. Lo mismo sucede cuando antes no tenía problemas para contarnos su día y ahora permanece en silencio cuando nosotros le contamos el nuestro. La aparición de contraseñas en dispositivos electrónicos que antes no las tenían tampoco es buena señal.
A la defensiva
De nuevo, su culpa le acabará delatando. Una persona infiel, al menos una que sea consciente de la gravedad del asunto, vivirá en un continuo estado de nerviosismo cuando esté en presencia de su pareja. Cada una de las preguntas que hacemos por curiosidad y verdadero interés son respondidas como si se tratara de un sospechoso en una comisaría. El infiel suele usar su culpa para intentar darle la vuelta a la situación haciéndose el ofendido por la cantidad de preguntas, que son totalmente normales, a las que son sometidos.
Cambios en el sexo
La búsqueda de relaciones sexuales fuera de la pareja hace que el sexo en la pareja cambie drásticamente. Un infiel no suele comenzar los acercamientos cariñosos que acabarían en la cama y se muestra reticente a que nosotros lo intentemos. Es del sexo de donde nace su sentimiento de culpa, así que la idea de tener relaciones con nosotros le devuelve a ese estado de nerviosismo que es incompatible con una relación sexual sana. Normalmente pondrán todo tipo de excusas para no consumar la relación y en muchas de esas excusas nosotros seremos los culpables.
Nuevos hábitos
Por supuesto, para
cometer una infidelidad ha de pasar tiempo fuera de casa. Aprovechará cada momento de su tiempo libre para abandonar el nido, momentos que alegará estar invirtiendo en una nueva afición o actividad. Una de esas actividades a las que normalmente no puede invitarnos a practicar como pareja: pasar tiempo con un grupo de amigos, la práctica de un nuevo deporte o pasar más tiempo del habitual en el trabajo.
Inseguridad
Frases como "siento que no me valoras como antes" son un arma de doble filo. Por un lado debemos confesarnos a nosotros mismos si eso es cierto y estamos dando de lado a una persona que no nos ha hecho nada malo. Pero por otro lado esta persona puede estar preparándonos para el golpe que sufriremos cuando descubramos su infidelidad. Sembrando las semillas que luego recogerá como excusas cuando tengamos la conversación de por qué lo ha hecho. Intentan darle la vuelta a una situación convirtiendo al culpable en perjudicado y viceversa.
Ataques directos
Hablando de darle la vuelta a la tortilla. Muchos de los infieles se disculpan a sí mismos bajo el pensamiento de que sus aventuras no están fuera de lugar ya que seguramente nosotros también les estemos engañando a ellos. Se trata de un mecanismo de defensa pues odian haberse convertido en villanos y necesitan una justificación para sus sucias acciones. Uno de los recursos que más utilizan es convertirnos a nosotros en supuestos infieles para tener sus consciencias más tranquilas.
Todas estas señales no son necesariamente propias del comportamiento de una persona infiel, pero si ves más de una en tu pareja no estaría de más sentarnos con esa persona a tener una conversación sincera.
Manuel Varela
Redactor web