Los escándalos sexuales en política son tan antiguos como la misma política. Desde JFK a Bill Clinton pasando por Silvio Berlusconi, estos affairs copan la atención de los países donde suceden, aunque muchos de ellos no acaban de traer consecuencias políticas reales a sus participantes. Por supuesto hay excepciones. Hablamos de uno de los casos más sonados del siglo XX, uno que derribó poderosas figuras y que cambió la cara política de Reino Unido. Hablamos del Caso Profumo.
Cosmo emite
'El escándalo de Christine Keeler', la serie que desmenuza los sucesos acaecidos en las islas británicas durante la década los 60 y que acabarían culminando con la dimisión de un primer ministro.
Antes de la emisión del primer capítulo vamos a analizar el suceso real en el que se inspira, el llamado
Caso Profumo, para comprobar su rigor histórico.
El contexto histórico
Tras la Segunda Guerra Mundial los países aliados, entre ellos Reino Unido, entraron en un clima de tensión. Estados Unidos e Inglaterra saldrían fortalecidos tras el conflicto, como también lo haría la Unión Soviética, cuya fuerza militar crecía cada día. Este clima de tensión, que nunca derivó en un enfrentamiento bélico directo se denominó 'Guerra Fría', un periodo en el que cualquier chispa podría haber encendido una supuesta tercera guerra mundial en la que sus participantes tenían todos potencia nuclear y muchas ganas de usarla.
Era una época de espías. No tan románticos y resolutos como James Bond. Gente real que pasó sus vidas fingiendo ser otras personas en países rivales al suyo con el fin de arañar algo de información sobre esa posible futura guerra que tenía al mundo atenazado. La confianza en los gobiernos debía ser total, pues cualquier debilidad se vería como una grieta por la que los enemigos de un país podrían colarse. Un escándalo sexual se vería de esta forma.
Los participantes
John Profumo era por aquel entonces (principios de los 60) el Secretario de Estado para la guerra, un cargo que ahora se denomina Ministro de Defensa. Había pasado por otras instituciones como el Ministerio de Transporte y de Aviación Civil o el de Relaciones Exteriores.
Valerie Hobson era la esposa de Profumo. Se dedicaba a la actuación y permaneció al lado de Profumo pese al escándalo.
Harold Macmillan era un político conservador británico y primer ministro del Reino Unido de 1957 a 1963. Su apoyo inicial a Profumo durante el escándalo supondría su perdición como político.
Christine Keeler era una modelo, escort y corista que mantenía una relación con Stephen Ward, un conocido artista británico que mantenía cercanas relaciones de amistad con miembros del gobierno, entre ellos John Profumo.
El escándalo
En una fiesta de la alta sociedad el artista Ward presentó al secretario Profumo a la joven Christine Keeler, que en ese entonces tenía 19 años. Profumo quedó hipnotizado y comenzó una aventura con ella a espaldas de su mujer, que por cierto también se encontraba en dicha fiesta.
Este affair duraría tan solo una semanas pero cambiaría el rostro político del país durante los siguientes años.
Un año después del fin de la aventura la verdad saldría a la prensa, y no vendría sola. No solo se juzgaba la deslealtad de Profumo a la institución del matrimonio, sino que también se supo que la joven Keeler había mantenido una relación en esa misma época con Yevgeny "Eugene" Ivanov que trabajaba como agregado naval de la embajada soviética en Londres siendo, más que posiblemente, un espía ruso que tenía como empresa robar información de la capacidad bélica británica.
Así pues, el Caso Profumo pasó de ser un escándalo sexual a un problema de seguridad nacional que amenazaba a todo Reino Unido y lo exponía ante sus posibles enemigos. Cuando el rumor de que Keeler podría estar trabajando con el espía Ivanov para sonsacar información sensible a Profumo, algo que nunca se demostró, ya era demasiado tarde para pararlo y el país entró en estado de pánico.
En 1963 Profumo fue llamado a la Cámara de los Comunes para declarar sobre su relación con Keeler, algo que el secretario negó rotundamente y amenazó a todo periodista que hablara del tema.
Obviamente Profumo mentía y cuando la evidencia se hizo aplastante tuvo que volver a la Cámara a confesar la verdad, que la relación existió. El pueblo británico, que había visto como sus mandatarios eran adúlteros y potencialmente peligrosos para la seguridad del país, veía ahora como además eran mentirosos. El país vivía en la incertidumbre. Ese mismo año Profumo renunció a su cargo ministerial, a su membresía parlamentaria y a su asesoría dentro del Real Consejo.
Pero era demasiado tarde y una dimisión no se veía suficiente para sanar la confianza de los ciudadanos. El Primer Ministro Macmillan también dimitiría ese año. La causa oficial fue la de problemas de salud pero nadie mordió el anzuelo: era evidente que el mandatario había quedado tocado por mostrar su apoyo a Profumo durante sus mentiras. La credibilidad del Primer Ministro era irrecuperable.
La adaptación
Han pasado 60 años desde el Caso Profumo, un suceso del que el país británico se ha avergonzado durante todas estas décadas. Pero ahora toca hablar del tema con toda la verdad en la mano. Algo de lo que se encarga la serie
'El escándalo de Christine Keeler', protagonizada por Sophie Cookson (Christine Keeler), James Norton (Stephen Ward) y Ben Miles (John Profumo). Pese a las seis décadas que nos separan del suceso, el Caso Profumo está más vigente que nunca.
'El escándalo de Christine Keeler' se estrena en Cosmo el próximo lunes 22 a las 23:00.
Manuel Varela
Redactor web