A la hora de maquillarnos, siempre hablamos de los tipos de pieles y de técnicas concretas para cada una de ellas, con el fin de evitar zonas de más brillo y otras muy mate. En este sentido la preparación de la piel es capital antes de maquillarnos, y aunque existen cosméticos concretos para ello, clasificados por características, podemos afinar mucho más a la hora de aplicar nuestro maquillaje.
Muchos expertos aconsejan aplicar dos prebases distintas, una de acabado luminosa más otra matificante. De esta forma en las zonas de más brillo como nariz y frente, una capa mate soluciona el problema, y luego en las zonas que quieres hacer brillar como los pómulos, un glow consigue un resultado sorprendente.
En cada caso individual todas sabemos qué nos va mejor y qué no, por lo que algunas veces retocar el maquillaje final mejora el resultado y otras lo empeora. Pero el sistema de doble prebase, facilita el control durante todo el proceso y asegura un acabado impecable.
De esta forma, con muy poco tiempo diario, lograremos un maquillaje perfecto a nuestro gusto.
Algo que no siempre es posible con las prisas y el estrés del día a día.
Recuerda siempre limpiar muy bien tu rostro tras cualquier maquillaje, por simple que te parezca, y aplicar cremas hidratantes acordes a tu estilo de piel, para cuidarla y mimarla como se merece. La piel tiene memoria y es una memoria que podemos ver cada día en el espejo.
AnaGT
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