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Cómo vivir en una pandemia

Cómo sobrellevamos vivir en una pandemia

26/03/2020
No es nada fácil.
Las ganas de retomar nuestra rutina de antes de la cuarentena, esa que ahora nos parece tan idílica, son enormes. Quien nos iba a decir que añoraríamos ir a trabajar y que estaríamos deseando tener menos tiempo libre. Una crisis de estas dimensiones va a producir cambios en nuestra sociedad igual que otras pandemias tuvieron consecuencias en su época.

La peste negra obligó a introducir una serie de mejoras en la sociedad feudal, se arrendaron tierras, se empezó a pagar a los trabajadores y se produjo un avance tecnológico para tratar de compensar la pérdida de mano de obra. La mal llamada gripe española, a principios del siglo XX, supuso una mejora del sistema sanitario, mayor cobertura y más conciencia social. El SIDA hizo, entre otras cosas, que se modificasen nuestros hábitos sexuales, misma diversión pero con un poco más de sentido común.

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Todavía estamos en periodo de adaptación, empezando a asumir el susto. Es un mecanismo psicológico humano, entramos en alerta de forma gradual. Al inicio, unos minimizaron los daños, eso explicaría por qué se abrían bares y se produjeron éxodos a las casas de la playa. Otros entraron en pánico y echaron a correr para hacer cola en los supermercados con los carros a rebosar de papel higiénico. No hicimos más que demostrar que somos una especie muy miedosa, muy egoísta y muy tonta.

Por suerte esa sensación general de vulnerabilidad también apeló a nuestra conciencia y, tras el susto inicial, fuimos capaces de tranquilizarnos y colaborar.

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Cuando todo esto termine, habremos interiorizado que es buena idea tosernos en el codo pero seguro que estaremos locos por restablecer los contactos piel con piel. Vete tú a saber si lo de los besos y los abrazos se nos va de las manos, ojalá.

Tal vez una de las consecuencias de esta crisis sea plantearnos que puede haber un mundo sin atascos y unos empleados felices de no dedicar un par de horas al día en desplazarse. Quizás nos animemos a comportarnos como adultos, permitiendo que las empresas puedan dejar de premiar la presencia y valoren sólo la calidad del trabajo y los resultados. Igual hasta seremos capaces de comprometernos y entender que no somos más listos por escaquearnos.

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Estamos empezando a ser empáticos, hemos descubierto que tenemos vecinos, que hay trabajos imprescindibles que no se ven y que aplaudir por la ventana, o cantar con la policía puede ser entretenido y liberador. Cuando todo esto acabe tendremos que recuperarnos del miedo y de la fatiga pero seremos más solidarios y más comprometidos. Esta crisis nos va a hacer más fuertes, más creativos y más agradecidos.

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Toca disfrutar de los pequeños grandes momentos, de una sonrisa, de una taza de café, de una conversación cara a cara y de otra virtual, de una siesta, de un buen libro o de una mesa bien puesta. Chicos, afeitaros y chicas, los labios bien rojos por favor. Todos bien peinados y en perfecto estado de revista, al menos de cintura para arriba. Vamos a admitir el pantalón de chandal y las zapatillas pero nada de pijamas, de pelos sucios o de agujeros en los calcetines

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Hagamos un esfuerzo por mantener o recuperar el sentido del humor. Reírse de chorradas está bien y bailar porque sí, mejor que bien. Ante la preocupación, ocupación. Puede que teletrabajar o limpiar el baño no sea lo que más nos apetezca pero es mejor estar activos que dejando la mente divagar. Es un excelente momento para hacer un esfuerzo creativo y buscar alternativas a todas esas cosas que ahora mismo no podemos permitirnos.

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Cocina, colorea, juega a las cartas, estudia, ordena papeles o tira ese montón de porquerías que no sabías ni que tenías en los
cajones. Hay que hacer un esfuerzo por animarnos y no dejarnos arrastrar por la apatía o la desesperación.

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Aprovechemos este tiempo de inflexión para redescubrirnos, igual hasta resulta que nos gustamos, que les gustamos y que nos gustan. Vamos a salir reforzados de esto. Ánimo.

 

Ingrid Pistono
Ingrid Pistono, licenciada en Psicología con Máster en Psicoterapia del Bienestar Emocional.


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