Usamos cookies propias de COSMOPOLITAN IBERIA S.L. y de terceros para conservar sus preferencias, finalidades analíticas y de publicidad comportamental para la elaboración de perfiles basado en sus datos de navegación.

Es suyo, no tuyo

Ser feliz depende de tí

26/02/2020
Qué bonito es eso de agradar y sentirnos queridas, qué maravilla notarnos aceptadas y formando parte de un clan. 
De uno o mejor, puestas a elegir, mejor pertenecer a varios grupos. Cuantos más nos quieran, mejor. Es genial que nos adoren nuestros padres, los amigos, el chico que nos gusta, los vecinos , los del curro y todo el mundo en general. 
Somos bichos sociales y estar cómodas y protegidas dentro del rebaño nos resulta de lo más gratificante.

foto

El problema surge cuando te lías y empiezas a actuar con el único fin de ser aceptada. Sólo porque necesitas que te aprueben te olvidas de ti y de tus propios deseos. Si te desvives por complacer a los de alrededor y no es recíproco, estás perdida. Vas a acabar con los ojos rojos, moqueando, con el corazón destrozado y agarrada a cualquier clavo por mucho que esté ardiendo.

foto

Cuando das demasiada importancia a la opinión de los demás, pierdes el control sobre ti misma, dejas de saber qué quieres y se te olvida como tomar tus propias decisiones. En ocasiones nos hieren, a veces nos hacen daño y nos lo tenemos que tragar… o no.

¿Te suena eso de que no ofende quien quiere si no quien puede? Pues prueba a creértelo. Pensar que si los demás actúan de determinada manera porque tienen un problema contigo, te limita. Realmente tú debes decidir si te interesa aceptar esos pensamientos ajenos como propios o no. Entiende que todo ese mal rollo está en su cabeza, no en la tuya.

foto

Pero antes de culpar a cualquiera de su mala leche, hagamos un rápido examen de conciencia… Sí, también a veces sentimos cierto placer mezquino soltando cuatro lindezas al primero que se nos aproxima. Parece que, si con nuestras palabras conseguimos sumergir a algún otro en nuestro mismo charco, nos sentimos un poco liberadas. Venga, ¡todos a ahogarnos en un mar de lodo!

Podemos optar por repartir porquería y recoger la que nos envíen o poner el foco en algo más entretenido, lamernos en silencio y con calma nuestras heridas y salir reparadas a buscar ese buen rollo que tanto nos gusta recibir.

foto

La sonrisa se propaga igual de fácil que la mueca pero mola mucho más y sus efectos secundarios siempre son mucho más gratificantes. Decide si tiene algún beneficio para ti asumir como válido aquello que te hace daño o dejar que te resbale y se pierda por algún desagüe. No pasa nada porque algún mensaje se quede en el emisor por falta de receptor o que el que escucha seleccione, diseccione, filtre y se quede sólo con aquello que le aporte. El resto se puede descartar libremente y sin complejos: si no te aporta, te sobra.

Sugiero pensar antes de hablar, salir a caminar, respirar o simplemente descansar en soledad. Evita descargar tus malas vibraciones como si fueses un aspersor, puede que eso te calme pero tiene consecuencias y te las puedes ahorrar.

foto

Interesante estar abierta a recibir todo lo bueno que tienes alrededor pero provista de un buen filtro que paralice todos aquellos ataques que puedan ponerte en pie de guerra o que te inviten a llorar. Los pensamientos son propiedad de quien los genera, el hecho de que decida compartirlos contigo no significa que tú los tengas que adoptar como propios y te los debas creer. Son suyos, no tuyos.

Relájate si lo que escuchas te produce bienestar, puedes creértelo sin necesidad de darle muchas vueltas. Si te dicen que estás brillante, exuberante y maravillosa, no lo cuestiones. De hecho, eso ya lo sabías tú. Recibe los mensajes que te hagan sonreír, no es tan importante que sean ciertos o no. Puedes admitirlos como un regalo sin tragarte el resto de la propuesta que les pueda acompañar. O sea: Estás muy guapa, ¿me haces un favor? Gracias y no (o sí, pero eso ya depende de lo que decidas dejarte sobornar)

foto

Obvia en cambio los discursos que buscan dañarte, esos que se los quede el que los suelta y los gestione como buenamente pueda. Son suyos, no tuyos.

Resumiendo, que el buen rollo se expanda, es suyo y tuyo pero la mala baba que sea sólo de quien la genera.


 

Ingrid Pistono
Ingrid Pistono, licenciada en Psicología con Máster en Psicoterapia del Bienestar Emocional.


Comentarios

¡Anímate!, aquí se publicarán los comentarios sobre este contenido... sé el/la primer@ en participar!!
 

Noticias relacionadas

Más noticias


únete al universo cosmo