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¿Daremos la vuelta al mundo?

Cumple tus sueños

12/02/2020
Todos tenemos ilusiones y proyectos que nos gustaría llevar a cabo algún día. Deseos, ambiciones, fantasías y objetivos muy concretos o todavía muy poco perfilados.

Yo tengo muchísimos sueños, aspiraciones y anhelos. Algunos los voy materializando si se presenta la ocasión o me puede la emoción y otros seguirán en la larga lista de pendientes hasta que decida coger al toro por los cuernos o descartarlos para siempre. 
Me ilusiona imaginarme viajando a sitios recónditos, realizando actividades de lo más variopintas, aprendiendo idiomas, arte, dibujo, floristería o escalada y conociendo a personas que me aporten y con quienes me divierta.
Mi felicidad no va a depender de que realice todas esas cosas pero sí del subidón que me genera el pensar cuánto me queda por hacer y disfrutar.

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Muchas de estas aspiraciones no se llegarán a materializar nunca, aunque eso no le quita la gracia de soñar con ellas. Algunas se quedarán por el camino porque tendré otras prioridades o nuevas necesidades y gustos, toda cambia según avanza  la vida.

En casa tenemos un super plan, todavía es un boceto y está en periodo de creación, que  finalmente se lleve a cabo o no es irrelevante en este momento. Estamos en la etapa de imaginar y fantasear, así que no importa cuanto de realista tenga nuestra magnífica idea.

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Queremos dar la vuelta al mundo por tierra y mar, pensamos en una casa rodante de dimensiones manejables y con todas las comodidades que sea posible a pesar de su reducido espacio.
Tiene que ser de tracción 4x4 y permitirnos sobrevivir durante un tiempo en caso de que surjan imprevistos.

Hablamos de un buen colchón, de un motor potente, de una cocina pequeña pero cómoda, de una ducha con agua calentita o de un espacio para comida y libros. 
Puestos a imaginar, le hemos añadido un toldo para pasar alguna tarde dormitando o leyendo bajo su sombra, una mini nevera para mantener el vino a buena temperatura y una antena para seguir conectados con el mundo cuando nos dé la gana.

No hay todavía un itinerario diseñado aunque tenemos claro que trataremos de atravesar cada hemisferio cuando el tiempo sea más benigno. Vadearemos ríos, subiremos montañas, visitaremos ciudades, cruzaremos desiertos y algún que otro océano subidos a un barco. Chapurrearemos en inglés y hasta puede que en francés, utilizaremos el lenguaje de los gestos, la sonrisa y el buen rollo para hacernos entender.

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Quedan detalles, pequeños flecos a los que iremos dando solución según se vaya acercando el momento de llevar a cabo esta maravillosa aventura.
Habrá que ver de dónde sacamos los cuartos y si se nos ocurre alguna manera de rellenar las arcas para poder continuar viviendo cuando demos por terminado nuestro periplo.

Sin duda queda mucho por pulir pero no nos perdamos en los detalles: si realmente queremos hacer ese viaje y disfrutarlo, lo que necesitamos es fuerza, energía y salud.
Este año no va a ser y me temo que tampoco los siguientes cinco o diez, todavía nos toca pagar muchas facturas, sacar adelante a los retoños y ahorrar. Casi nada.

Mientras vamos avanzando y vemos si este sueño tiene posibilidades de cumplirse, lo que sí es prioritario es mantener un cuerpo marchoso y una cabeza entusiasta para aguantar esta hazaña.

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El vehículo, la forma de financiación y el momento oportuno no es algo que necesitemos concretar hoy mismo, nuestra forma física sí.
Si el envoltorio y el coco no nos acompañan en ese viaje, no hay nada que hacer. Lo siento, por desgracia eso no se compra ni se adquiere con esfuerzo de un día para otro. Si queremos descubrir, sorprendernos, aprender y conocer, necesitamos agilidad, músculo y mentalidad.

Nadie nos garantiza que no vamos a sufrir un accidente o una enfermedad compleja pero sí podemos escucharnos, mimarnos y cruzar dedos para que no nos suceda algo lamentable.

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Si queremos ser unos viejos marchosos, si deseamos viajar, bailar, conocer y disfrutar , tenemos que empezar a cuidar nuestro cuerpo desde hoy.
Esperar a estar mayor y achacoso para tratar de modificar el desaguisado, puede que no tenga posibilidad de retorno. Es más fácil mantener que reponer.

Que la edad cronológica siga su curso es una suerte, cumplir años es maravilloso. La edad mental es otra cosa, esa hay que cuidarla como oro en paño para que se mantenga en forma a pesar del paso de los años.

Si nos movemos a diario, haga frío, calor o nos moleste un codo, nos alimentamos con criterio y mantenemos la capacidad de sorprendernos, nuestros órganos degenerarán más lentamente. 
Si cultivamos aficiones, mantenemos ilusiones, intereses y ganas de aprender, posiblemente la cabeza nos seguirá pidiendo nuevos retos.

Así que camina, baila, curiosea, descubre, descansa y no te intoxiques. Cultiva amistades, comunícate, lee, sal a la calle, observa, escucha, pinta, escribe, cocina y, sobre todo, sonríe.

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Que el freno a nuestros anhelos no sea la pereza, el esfuerzo por movernos ni el pensamiento de que no lo vamos a lograr.
Con un cuerpo animoso y una cabeza entusiasmada seguro que resulta más fácil dar la vuelta al mundo, ¿no os parece? Espero narraros ese periplo algún día.


Sobre la autora: 
Ingrid Pistono, licenciada en Psicología con Máster en Psicoterapia del Bienestar Emocional.


 

Ingrid Pistono
Ingrid Pistono, licenciada en Psicología con Máster en Psicoterapia del Bienestar Emocional.


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