Las navidades están a la vuelta de la esquina y seguramente te encuentres ya discutiendo en un grupo de Whatsapp acerca de las fechas en las que os viene a todos bien quedar para la cena entre amigos, o la cena con la familia, o la cena con tus compañeros de trabajo, o...
Posiblemente, más que los compromisos temes la cantidad de resacas consecutivas que tendrás que soportar hasta bien entrado el año que viene. Y posiblemente te hayas planteado en alguna ocasión salir de esa rutina alcohólica.
Un estudio publicado en la revista JAMA Psychiatry promulgado por científicos españoles y alemanes nos da las claves para saber cómo nuestra mente se beneficia de una ingesta cero de alcohol y de cómo se recupera si es que hemos decidido dejarlo.
Tanto nos afecta el alcohol en el cerebro que incluso habiéndolo dejado, nuestra mente seguirá empeorando durante las siguientes seis semanas. Los expertos aseguran que este mes y medio es el más complicado para aquellos que pretenden dejar la bebida.
Es en este periodo, en el que a pesar de nuestro esfuerzo no vemos beneficios, en el que más personas que tenían la intención de volverse abstemios vuelven a recaer en el hábito de beber. Normalmente cuando hacemos un esfuerzo como este esperamos resultados visibles casi inmediatos y el hecho de seguir igual tras tantas semanas de esfuerzo hace que muchos se depriman y vuelvan a recaer catalogando el intento como inútil.
Si decidimos dejarlo, lo primero que sentiremos son perturbaciones en la química de nuestro cerebro que favorecen la aparición de cambios emocionales como ansiedad, depresión o agresividad, sentimientos que querremos ahogar inmediatamente a base de alcohol. Esto se debe a que la bebida hace disminuir la segregación de serotonina, el neurotrasmisor que regula nuestro estado de ánimo. Si llegamos a ser dependientes del alcohol solo encontraremos la felicidad en el fondo de una botella, por lo que se crea un ciclo del que es muy difícil salir.
Los investigadores concluyen que no hay un camino fácil para soportar estas primeras seis semanas, aunque han comenzado a investigar un medicamento que nos pueda ayudar en este periodo clave. Es una odisea personal por la que todos y cada uno de nosotros hemos de pasar si queremos reducir nuestro consumo a niveles cercanos a cero.
Tras estas seis semanas, ahora sí, comenzaremos a ver los resultados. Por un lado los interiores, como una mejora de la salud mental que está asociada al bienestar cognitivo y emocional: nos sentiremos mejor dentro de nuestra piel. Por otro lado, mejoras exteriores, ya que se ha estudiado a aquellas personas que siendo alcohólicas consiguieron dejarlo, y vieron así reducidos sus niveles de estrés y sus problemas en el trabajo, en la familia y demás escenarios sociales. Dejar el alcohol mejora nuestro ánimo y nuestro deseo de comunicación con los demás, lo que nos evita muchos otros problemas que intentaríamos ahogar a base de más y más alcohol.
Como ves, la recompensa merece la pena pero para ello hay que atravesar un valle de lágrimas. Aunque siempre podremos aspirar al ideal que se nos aconseja desde cada botella de alcohol: beber con responsabilidad.
Redacción COSMO
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