Es curioso que se haya elegido una jornada del mes de agosto para celebrar el Día Internacional de la Relajación, un día en el que un gran porcentaje de la población ya se ha buscado sus propios medios para desaparecer del mundanal ruido y encontrar la paz por su cuenta en cualquier destino vacacional.
Pero nosotros vamos a cubrirnos las espaldas, ya sea por aquellos que se han quedado sin vacaciones o por los que busquen un artículo como este cuando vuelvan a su ciudad de origen.
Por ello, vamos a hacer una lista de distintas técnicas de relajación de todo tipo, para que cada persona escoja cómo
librarse del estrés bajo sus propios términos. ¡Empezamos!
Relajación muscular progresiva de Jacobson. Imaginemos que vuelves de tus vacaciones con la cabeza renovada pero con el cuerpo tirando a escombro. La técnica del médico Edmund Jacobson es para ti, pues trabaja la tensión muscular que normalmente deriva en ansiedad y dolores físicos. La técnica es sencilla: busca el asiento más cómodo y relájate en el llevando la ropa más cómoda que tengas.
Ahora, concéntrate en un músculo específico y ténsalo mientras respiras profundamente. Tras unos segundos de tensión, relájalo y vuelta a empezar, en ciclos de diez segundos. Lo ideal de esta técnica es que no solo se emplea en músculos, sino que también funciona en otras partes de nuestro cuerpo como la boca, los ojos o la lengua. A tu ritmo.
Entrenamiento autógeno. Aunque el objetivo de esta técnica es la relajación corporal, su acción comienza y acaba en nuestra mente, pues se trata de una técnica de autoengaño que la acercaría más a disciplinas como la hipnosis que a otras técnicas más físicas. Consta de varias fases y es recomendable practicarla con un monitor o guía. La idea es relajar el cuerpo usando la mente para convencer al físico. ¿Quieres empezar el ejercicio en un estado total de calma? Empieza a repetir mentalmente "estoy relajado" hasta que acabes por convercerte de que es así. A continuación puedes comenzar otros mantras, como concentrarnos en pensar en nuestra frecuencia cardíaca, y de cómo se va regulando hasta un estado de calma chicha simplemente pensando "mi corazón late lenta pero firmemente". Si lo que queremos es calmar nuestra bulliciosa mente, el mantra sería "mi mente está equilibrada y nada puede perturbarla", y repetirlo hasta que nos sugestionemos que es así. Poco a poco descubriremos que nuestra mente puede ejercer un absoluto control sobre nuestro cuerpo a nuestra voluntad.
Euritmia. Es heredera de la tradicional técnica orienta del tai chi, pues consiste en movernos suave y armoniosamente con un objetivo bastante abstracto en mente: buscar la belleza, así como suena. La euritmia busca la mejora de tres conceptos: el pensamiento, el sentimiento y la voluntad. La idea es encontrar el punto de control en nuestro cuerpo en el que nuestros movimientos pasan de ser improvisados a convertirse en un flujo natural y armonioso que nos conecta con el universo a nuestro alrededor. Si estamos alcanzando el nirvana o si simplemente nos sentimos que estamos bailando solos, depende del grado de implicación que nuestra mente le aplique. La autosugestión es importante también en esta técnica.
Sonoterapia. No hace falta que ningún gurú venga a explicarte como la música o ciertos sonidos nos ayudan a elevar nuestro espíritu, pero esta tecnica investiga mucho más profundo buscando la banda sonora ideal para sentirnos de lo más zen. Tradicionalmente se ha usado en el chamanismo chino usando instrumentos como gongs, tambores o cuencos con líquidos para generar sonidos relajantes, pero si te resulta muy caro viajar a China para buscar un chamán, en Youtube puedes encontrar millones de vídeos con sonidos de este tipo, en la actualidad englobados bajo la etiqueta de ASMR ( Autonomous Sensory Meridian Response, o Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma en castellano). Estos sonidos ayudan a la sincronía neuronal y nos llevan a un espacio en el que solo existimos nosotros.
Seclusión. Para realizar esta técnica vas a necesitar de tu propio espacio: un lugar aislado de personas, ruidos y cualquier otra interferencia. Una vez conseguido, comenzaremos a meditar con el objetivo de identificar distintas partes de nuestro físico y conectarlas directamente con nuestro cerebro con el fin de ejercer un absoluto control sobre ellas. ¿Alta frecuencia cardíaca? Piensa en tu corazón, identifícalo, siéntelo y ahora, domínalo, en este caso para hacer decrecer la velocidad de los latidos. Esta técnica se usa también en casos extremos en el que los pacientes han de ser recluidos para llevarlos a un estado de calma en el que no supongan un peligro para los demás o para sí mismos.
Como ves, no te hace falta más que voluntad para alcanzar un estupendo estado zen. Guarda este artículo para cuando comience
la vorágine de septiembre, pues probablemente lo necesitarás.
Redacción COSMO
Noticias escritas por el equipo de redacción de COSMO.