Mike Tindall ha encontrado el regalo de boda perfecto para el príncipe Enrique

Tras anunciar su compromiso matrimonial, el príncipe Enrique y Meghan Markle difundieron un comunicado público en el que sugerían a todos aquellos que desearan hacerles llegar un obsequio por su gran día que, en su lugar, realizaran una donación a alguna de las organizaciones con las que ellos colaboraran estrechamente. Sin embargo, es de esperar que sus más allegados quieran entregarles algún regalo con el que conmemorar su enlace, pero por otra parte, no deja de resultar complicado encontrar uno para la pareja real, que previsiblemente no necesitará ni tostadoras, ni exprimidores ni delantales o albornoces a juego.
Mike Tindall, el marido de Zara Phillips -prima del novio- y, por tanto, uno de los invitados a la ceremonia, ya ha dado con la idea perfecta. Por supuesto, de cara al enlace real se han comercializado un sinfín de souvenirs y recuerdos, algunos tan extraños como la línea de trajes de baño que llevan estampados los rostros de Enrique y Meghan, y el antiguo capitán de la selección de rugby inglesa se ha propuesto comprar un par de ellos a la feliz pareja.
"¿Habéis visto esos bañadores? Yo le envié una foto de uno de ellos a Enrique junto al mensaje: 'Tengo que hacerme con uno, ya he pedido unos cuantos'. Ahora juego en el club de Richmond & Hampton, y uno de los chicos me dijo que él había comprado dos y que me iba a dar uno. Así que le prometí a Enrique que, si conseguía uno a tiempo, me podrían uno de esos bañadores debajo del traje de mañana que usaré para la boda, y pienso hacerlo", ha revelado el deportista retirado en el programa 'Magic Breakfast with Ronan Keating and Harriet Scott'.
En cualquier otra boda de la casa real, sería impensable que ocurriera algo como lo que plantea Tindall, pero por supuesto se trata de la de Enrique de Inglaterra, el miembro más díscolo de la familia Windsor y uno de los royals más espontáneos de su generación.
"Se trata de Enrique, al fin y al cabo", ha recordado Mike Tindall. "Estoy seguro de que querrá disfrutar de un día divertido con sus seres queridos. Sé que tiene un grupo de amigos al que está muy unido. Sé que en este tipo de situaciones todo el mundo está emocionado y quiere saber exactamente qué va a suceder, pero no es mi caso. Solo quiero estar allí y disfrutar... si todo el mundo te dice lo que tienen preparado, entonces no es divertido. Y estoy seguro de que él querrá que el día cuente con algunas sorpresas, así que pienso seguirle el juego. ¡Estaré en la barra del bar atento a qué sucede!".