¿Puede la ciencia decirnos qué clase de amigos nos conviene? ¿Cómo puede un grupo de estudiosos que no te conoce darte consejos sobre tu círculo de amistades?
Antes de que descartes el resultado de este estudio, quizás quieras saber que sus encargados se han comprometido con el durante nada menos que una década.
En la Universidad de Virginia, en Estados Unidos, se han tomado esta investigación muy en serio. Para aclarar lo que es una amistad sana, han seguido a los mismos individuos durante diez años.
Los sujetos a estudio comenzaron a participar en esta investigación cuando sólo contaban con 15 años, y han estado reportando a la Universidad hasta que han cumplido 25. Una década entera para estudiar las consecuencias de a quiénes elegimos como amigos.
Que el estudio comenzara cuando los 160 sujetos que participaron estaban en el instituto no es casualidad, pues es la época en la que definimos tanto nuestra identidad como nuestra personalidad. Lo que sucede en nuestra adolescencia nos moldea en nuestra vida adulta.
Los 160 participantes se reportaban cada año en la Universidad para responder una serie de preguntas en entrevistas que tenían como objetivo averiguar sus niveles de
ansiedad, problemas sociales, autoestima y posibles depresiones.
También se les preguntaba por el número de
amigos que ellos consideraban cercanos.
El estudio ha llegado a unas muy claras conclusiones. Aquellos jóvenes que tenían un círculo de amistades pequeño, pero con relaciones más cercanas, mostraban niveles menores de ansiedad, de depresión y de agorafobia, además de tener más reforzada su autoestima cuando alcanzaban la edad de 25 años.
En cambio, aquellos que son más populares (en el sentido de la popularidad como la muestran las películas de adolescentes, por ejemplo) en el instituto llegaban a su vida adulta con más problemas psicológicos y presentaban un amplio abanico de ansiedades sociales. Las personas populares durante la adolescencia tienen pues más dificultades para encontrar amigos de verdad cuando se hacen mayores.
Otra de las conclusiones que se han sacado del estudio es que, si eres popular durante la adolescencia, las personas que eligen pasar tiempo contigo no lo harán por tu personalidad, sino por la posición social que ocupas, siendo como es lógico unas amistades más débiles y menos cercanas que las de aquellos que prefieren no acumular amistades como si fueran cromos coleccionables.
"Ser muy querido por un gran grupo de personas no puede sustituir nunca el forjar profundas amistades, que no solo suponen un apoyo más sólido sino que además tiene consecuencias en años venideros", afirman los responsables del estudio.
Desde la Universidad de Virginia también alertan que el número de amistades cercanas por persona se ha reducido alarmantemente en las últimas décadas. Mientras que un estudio similar realizado en 1985 señalaba que cada persona contaba con tres amigos cercanos, el número más repetido en este estudio actual era cero. Has leído bien. La mayoría de los encuestados confesó no tener un mejor amigo.
Existen varios factores para esta terrible conclusión, pero el más notable es lógicamente la aparición de las redes sociales en nuestras vidas. Los adolescentes de hoy consideran más importante tener seguidores que amigos de verdad.
"A medida que la tecnología avanza construimos una red social de amigos superficiales, algo que nos es muy fácil, pero que no genera lo mismo que si tenemos tres o cuatro amigos cercanos de verdad, algo que debería ser una prioridad", advierte el responsable del estudio.
Así pues, la conclusión de este estudio nos advierte de la importancia de
conectar con amigos cercanos de un modo personal, ya que de no hacerlo nos esperan en nuestra vida adulta serios problemas psicológicos y de ansiedad social que acabarán por
moldearnos como adultos.
Redacción COSMO
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