Hay días en los que nos levantamos con el guapo subido. Sin saber cómo o por qué, pero nuestra piel resplandece más, la sonrisa cuadra mejor en nuestro rostro y hasta nuestro pelo parece tener una vida especial. Puede que sea sólo el fruto de un buen descanso o de la iluminación, pero... ¿no estarás enamorada?
No es algo que digamos nosotros, sino la doctora Gabriela Arana, dermalóloga, y el doctor en cardiología Rafael Florenciano desde el Hospital QuirónSalud de la ciudad de Torrevieja.
Y no sólo nos referimos a los
beneficios de una estupenda vida sexual, que son muchos, sino al hecho de haber caído bajo las redes de Cupido.
Según la doctora Arana durante la fase del enamoramiento se producen en nuestro interior diferentes reacciones químicas.
Según los especialistas, segregamos más sustancias como la serotonina, las endorfinas y la dopamina, químicos que como ellos nos cuentan hacen que "las pupilas se dilaten, y el corazón se acelere para entrar en un estado hormonal que puede compararse al que producen ciertas enfermedades mentales o, incluso, algunas drogas", lo que nos hace irremediablemente más felices.
Pero, ¿cómo se explica que nos veamos más guapos? La culpable también es la química. En este caso, esta felicidad hace que se disparen los estrógenos, unas hormonas sexuales esteroideas que se dan en ambos sexos pero principalmente en las mujeres, y entre otras cosas son responsables de la salud y el brillo de nuestra piel, ya que tienen un papel importante en la formación del colágeno en nuestro cuerpo.
"Estos cambios se producen igualmente en hombres y en mujeres, y son muy parecidos a los que ocurren cuando practicamos deporte", señala la dermatóloga. "El colágeno, la elastina y el ácido hialurónico, entre otros, se depositan en nuestra piel gracias a los estrógenos, lo que contribuye a reducir las arrugas y aumentar la firmeza cutánea".
Y no sólo nuestra piel se ve beneficiada, sino que estos estrógenos actúan de igual manera en nuestras uñas y en nuestro pelo, haciendo que nos veamos más radiantes.
Existen otros factores que no tienen que ver con reacciones químicas, como el de tomarnos la vida con más ligereza cuando nos alcanza el amor. Los problemas diarios no son tan importantes y una sonrisa perpetua decora nuestro rostro. Y nunca somos tan bellos que cuando sonreímos.
