Pues se me ha puesto en el moño despedir el año y dar la bienvenida al otro por todo lo alto. A lentejuela limpia.
Así que me planto un vestido de lentejuelas bastante singular, les pongo corbatas de lentejuelas a mis niños, y le coloco una pajarita de lentejuelas al Señor de las Bestias.
La consigna: el 2020 va a ser un año BRILLANTE.
Ah, de un tiempo a esta parte, cada Nochevieja tiene algo particular. Esta, un perro. Se llama Zico y su familia se ha ido a pasar la noche a un hotel en Salamanca. Somos sus canguros. Y la verdad es que está guay gozar de su compañía. Por supuesto, hoy es miembro de nuestra manada y, como tal, ha de salir en la foto.
Lo único, que en la mesa ya no se puede sentar…
No sé cocinar (cocina de nivel) ni me salen las cosas tan ricas como le salen a mi madre, pero yo creo que podemos salir del paso…
La noche ya se redondea con nuestros amigos, a cuya casa vamos a tomar las uvas. Es bueno que vivan tan solo cinco pisos por encima de nosotros.
Disfrutamos grandes y pequeños.
Bueno, todos todos, no.
Una pena, porque nuestros amigos… ¡se han hecho con linternas voladoras!
En fin, que seguro que hay miles de formas de comenzar el año, pero a mí, esta, me convence mucho y creo que augura buenas cosas.
Queridos lectores que nos acompañáis siempre, ¡¡OS DESEO UN FELICÍSIMO AÑO NUEVO!!