Hoy ha tenido lugar una convocatoria que realizó hace un par de meses un primo segundo mÃo al que no conocÃa para que nos juntáramos la tercera y cuarta generación de los descendientes de mis bisabuelos por parte de padre, el matrimonio Rey Ciaurriz.
Nos hemos juntado (y por supuesto no estábamos todos) más de cuarenta personas. Menos mis siete primos carnales, del resto no conocÃa a nadie. Y la verdad es que nos lo hemos pasado de lujo. Ha sido de esas comidas que terminan a las dos de la mañana. Se ve que lo de la juerga es genético.
Pero me he percatado de la cantidad, de entre todos los primos que tengo, que han perdido el apellido Rey de primero. Mi hermano y yo éramos de los pocos de la cuarta generación que lo conservábamos. Y andaba toda orgullosa de ello cuando he caÃdo en que… ¡después de mà también se pierde!
Ay, ¡me ha dado una rabia! Espero que mis sobrinos (hijos de mi hermano Rey) tengan hijos varones porque si no estamos perdidos.