Nos saca el Señor de las Bestias una foto a El Cachorro y a mÃ. Cuando termina, yo le pido verla, pero él me informa de que le queda poca baterÃa, y que elija qué quiero, gastarla viendo esa foto o reservarla para hacer más. Por supuesto elijo la segunda opción.
Pero El Cachorro está empeñado.
– ¿A ver, a ver? – reclama.
– Sorpresa.
– Nooo, a ver.
Y le dice su padre por lo bajini:
– ¿Qué quieres, no irte en toda la tarde haciendo fotos?
Jaajajajajaja. Y ha sido mano de santo. Porque ambos saben que, si no me gusta, la voy a repetir todas las veces que hagan falta hasta que salgamos bien. Y El Cachorro ya no ha insistido más. Mártires los tengo.
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