Sale El Cachorro del cole con una varita mágica que han hecho en clase que está todavÃa de mÃrame y no me toques porque está recién pintada. Las llevan todos los crÃos hincadas en un trozo de plastilina para poder traerla a casa.
Pero se da la circunstancia de que El Cachorro sale también con 38º de fiebre. Está que no se tiene, el pobre.
Asà que vamos al coche y le digo:
– Cariño, ¿puedes llevar tú la varita?
– Nooooo… – me contesta con voz lastimera.
– ¡Yooooo! ¡Na llevo yo! – grita Don Bimbas (él pronuncia las eles y las des de los artÃculos y preposiciones con la ene).
– ¡No, Pablo no! – se queja El Cachorro.
– Cariño, pues es que yo tengo que conducir y si tú no puedes… Deja que la lleve Pablo.
– No, que lo lÃa todo muy parda.
Ja. El Cachorro tiene a su hermano más que calao. Asà que se ha inmolado para proteger su creación y se ha encargado él mismo de llevarla hasta el portal de casa.
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