Habemus trabajo de Don Bimbas. Premisa: Investigar sobre el crecimiento de la flor.
Ya estamos. Cómo me fastidia esto de los proyectos, la verdad. Llevo quejándome tres años. Con este, cuatro. PERO, luego vamos el Señor de las Bestias y yo, y después de que he jurado y perjurado que no nos vamos a liar, y que voy a mentir a la profesora y le voy a decir: “¡Anda! ¿Era hoy cuando había que entregar el trabajo?” y tal, vamos y, a ultimísima hora, nos engorilamos.
Aquí el Señor de las Bestias, investigando.

Yo pongo la idea y aporto materiales y él la materializa.

La fuerza bruta, casi por igual.
Hay que poner el sol…

Pintar…

¡Qué utilidad las acuarelas de mis hijos! ¡Y también todo lo que yo voy guardando por si acaso! Para los trabajos que hacemos, jamás, o casi nunca, compro nada. Me apaño con lo que hay en casa. Hace un tiempo que me dedico a atesorar objetos susceptibles de formar parte de un trabajo.

Un salero con agua para la lluvia, por ejemplo.

Las tarrinas de los yogures griegos como tiestos…
El Señor de las Bestias, al que le encanta construir cosas, decide llevarse el artilugio al trabajo para pintarlo, y me manda esta foto.

Y la cosa nos queda así:

Hay que ver cómo nos venimos arriba el Señor de las Bestias y servidora.

Mientras, los ceporros ni se enteran…
Sí, es superútil para ellos hacer los trabajos en casa.