¡Hola Mis Chic@s Molon@s!
Hace unas semanas, y antes de que acabara el año, un hombre como el que no he conocido ningún otro me curó de muchos males y miserias. Con polvos, he de agregar que mágicos.
Yo os hablo cada semana en clave canalla de lo que follo o dejo de follar, de los besos que me roban y de las almas masculinas que conquisto a golpe de noches de insomnio y miradas felinas. Aquellas historias en las que me hacen la cobra, me rechazan o me dejan el alma hecha trizas me las suelo ahorrar. Por cortesÃa. Y cuando estoy jodida de veras me lo guardo para mÃ. Estos últimos meses no he estado muy católica. Me ha tocado hacer borrón y cuenta nueva, aceptar que hubo un alguien que jamás me quiso y pasar el duelo como buenamente he podido. He estado quejosa, con el alma jodida y siendo a destiempo una sombra llorosa de lo que era.
Hasta que nos vimos.
Hubo un match en Tinder. Vasco residente en Madrid. Ingeniero y aprendiz de mago. Llevábamos tres años hablando. No siempre, no en plan romántico. Como amigos, como confidentes, como colegas que se tienen cariño y afecto a pesar de no haberse visto nunca las caras. En una de las últimas conversaciones me dijo que gozarÃa de un par de dÃas libres antes de cambiarse de trabajo.
-No conozco Valencia. ¿Estarás por ahà la semana que viene? Tengo pensado ir unos dÃas.
No hubo ningún tipo de tensión sexual ya que follar era lo último que se me pasaba por la cabeza. Era como un amigo al que le habÃa contado mis movidas con otros chicos, mis viajes, etc.. Pero, cómo no, a veces las cosas no salen como uno tiene previsto. Gracias a Dios.
La primera noche me robó un beso antes de despedirnos. Al dÃa siguiente fuimos a comer paella y sin darme cuenta eran las diez de la noche. Me robó sonrisas y risas. Hablamos de todo un poco. Estábamos en una terraza del barrio de Ruzafa tomando la que yo creÃa que serÃa la última copa de vino cuando me dijo que esa noche querÃa hacer el amor conmigo.
Directamente. Le pregunte. ¿Qué quieres hacer ahora?
–Quiero hacer el amor contigo.
Y eso fue lo que hicimos toda la noche y el dÃa siguiente hasta que le acompañé a la estación de tren. Su oferta amorosa no me pareció mala idea y fuimos en taxi a su apartamento airbnb. Compartimos una cerveza Turia y me acerqué a él. Me puse encima suyo y comenzamos a besarnos. Todo iba genial y nos sobraba la ropa. Nos desnudamos mutuamente con delicadeza. Y entonces, cuando fui a tirar de paquete me encontré con una sorpresa deliciosa. El mago tenia el pene más grande que he visto hasta el momento. De nuevo me quedé boquiabierta y no disimulé ante él mientras me frotaba las manos y sonreÃa imaginando lo que me esperaba.
Desde que estuve entre sus manos he comprendido el auténtico sentido del sexo, acaso uno distinto al que conocÃa hasta ahora. Jamás en mi puta vida me he dejado llevar y me he perdido tanto en el lecho con un hombre. Ni he deseado a mi amante como esta vez. En un momento dado me contemplé a mi misma como una auténtica loba en celo frotando mi chichi locamente contra su pierna y acelerada como un corcel de carreras.
La suya ha sido la polla que mejor me ha sabido en toda la vida, la que me ha empotrado con más gracia y la que me he comido con más ganas. Realmente quise comérmela. Sus manos me han hecho convulsionar, sudar y temblar. No ha sido un rollo utilitario, ni un polvo cualquiera para intentar olvidar los brazos o los besos de ningún otro.
No fue solo sexo… fue mucho más y mejor. Tampoco os estoy hablando de amor. Lo de aquella noche fueron heridas abiertas en carne viva, palabras medicinales, charlas interminables sobre cosas nuestras. Vendas caÃdas, prejuicios borrados para siempre y ojos abiertos a la puta realidad.
Y de repente algo cambió en mÃ. A golpe de sábanas sudadas y sacudidas del corazón le amé mientras duró aquella maratoniana sesión de sensaciones. Acabé con moratones y la piel enrojecida de tanto roce. Veinticuatro horas sin casi salir de la cama, salvo para comer, hidratarnos e ir al baño. No es moco de pavo. Nunca pensé que acabarÃa siendo carne del sexo más sucio y más libre, que sin duda es el más bello que hay.
Muchas gracias por aparecérteme. Quién me iba a decir que finalmente iba a enredarme entre sus piernas y enloquecer entre tus brazos.
¿Volveré a probar la magia de tus manos?
¡Feliz Sexo!
NO CREO EN LA CIENCIA, SÓLO EN EL AMOR, LA MÚSICA Y EL SEXO. P.D.:Y EN TODOS SUS COMPAÑEROS DE VIAJES
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