Con el corazón hecho trizas. Asà nos han dejado Angelina Jolie y Brad Pitt con su divorcio. TodavÃa padecemos los estragos de la resaca de la bomba informativa, con rumores que pululaban de un lado a otro buscando una explicación al desenlace final de la pareja perfecta por excelencia. Nada ni nadie podÃa imaginar un final asÃ, ni siquiera sus protagonistas, que han pasado de personificar el matrimonio perfecto a echarse los trastos el uno al otro de una manera pública que da vergüenza ajena.
Dice el portal TZM, que dio la exclusiva una vez más, que ella se ha llevado a sus seis hijos a una mansión en Malibú que le cuesta la friolera de 95.000 dólares al mes. Un hogar temporal donde la oscarizada intérprete y sus vástagos se han refugiado para evitar el acoso de los medios, especialmente complicado para los hijos de la pareja. Un primer paso porque la protagonista de Maléfica tendrÃa barajarÃa la posibilidad de fijar su residencia en Londres.
Asimismo, cada vez conocemos más detalles de lo que sucedió en el avión privado de Brangelina cuando regresaban de pasar unos dÃas en su residencia en Francia. Fuentes fidedignas aseguran que el actor, evidentemente ebrio, mantuvo una fuerte discusión con su mujer en la que intervino Maddox, el hijo adolescente, que le plantó cara a su padre adoptivo. Dicen que en ese momento se produjo un fuerte forcejeo entre ambos, motivo por el que Angelina habrÃa llamado al Departamento Infantil y de la Familia de LA para denunciar el abuso de su marido.
Algunos medios apuntan a que Jolie presentó la demanda de divorcio un minuto antes de que los tribunales cerraran la noche del pasado 19 de septiembre. Ella habÃa amenazado en el pasado con solicitar la separación, pero Pitt nunca tomó estas amenazas en serio. Ni siquiera tuvo tiempo para reaccionar judicialmente porque no tenÃa abogado. Su entorno asegura que el productor e intérprete de 52 años está destrozado, más que por el fin de una historia de amor que creÃamos inquebrantable, por las acusaciones de abuso realizadas por su esposa. A través de su equipo de abogados ha asegurado que luchará hasta el final por la custodia de sus seis pequeños. La batalla está servida, y además de sus hijos hay más de 400 millones de dólares en juego.