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Cómo hacer la mejor cerveza de mantequilla en 8 pasos sencillos

Una cerveza de mantequilla mejor que la de Harry Potter

24/07/2020
Cuando pensamos en cerveza imaginamos su espuma y su color trigueño con algunas gotitas repartidas estratégicamente en el vaso que la contiene. Una imagen que simboliza el relax y algo muy refrescante a la par que sabrosa. Pero existen muchos tipos de cervezas, y a las marcas comerciales se suman la infinidad de artesanales que cada vez toman más protagonismo.

La cerveza artesanal se ha convertido en todo un arte y muchas personas se atreven a fabricarse sus propios brebajes que en muchos casos resultan todo un éxito entre los amigos y familiares. Y es que existe una larga tradición social en la elaboración de cerveza en todo el mundo en especial en Europa, donde es la bebida estrella, al igual que en otros muchos puntos geográficos del mundo.

La cerveza de mantequilla ha tomado mucha popularidad especialmente después de que los personajes de la famosa saga de Harry Potter fuera la que tomaran siempre en la taberna de Las Tres Escobas. Es una de las recetas más ricas que junto a su simbolismo para los fans de Potter hacen que resulte realmente atractiva.

Para preparar o elaborar en casa una rica cerveza de mantequilla necesitarás los siguientes ingredientes: cien gramos de azúcar, preferiblemente morena para conseguir ese efecto caramelo ideal, treinta gramos de mantequilla sin sal y unos cincuenta de nata montada, media cucharada de nuez moscada y jengibre en polvo, huevos, cinco clavos molidos y mil mililitros de cerveza negra o tostada.

Podrás elaborar tu propia cerveza de mantequilla siguiendo estos 8 sencillos pasos:

1. Guardar espuma para el final

Deja separados unos 100 ml de cerveza para darle un toque de espuma al resultado final: La cerveza sin espuma luce menos apetecible, además es esencial para su presentación final, ya que forma parte de la estética esperada en cualquier estilo que la tomemos. Sin esa espuma la acogida, por buena que esté, será siempre menor.

La espuma o giste se forma por la presencia de dióxido de carbono fruto de la fermentación alcohólica anterior de los cereales que contiene la cerveza. Su aspecto globular o de burbujas blancas es muy reconocible y cada uno tiene su ritual especial a la hora de tomar una caña en relación a qué hacer con esa espuma.

2. Calentar


Debemos seleccionar un recipiente adecuado, un caldero irá bien, en el que calentar el resto de cerveza que nos queda tras separarlos 100 ml de la espuma. A fuego ni muy alto ni muy bajo, siempre a media temperatura, en un rango de calentador de 0 a 9, 5 sería el número a elegir en este caso.

No debemos dejar que hierva, es suficiente con calentar lo bastante para que comience a desprenderse cierto aroma a lúpulo y cebada, presentes y tan característicos de esta bebida. La idea es más tibiar que sobrecalentar, ya que si nos pasamos quemaremos los aromas de la base con al que vamos a trabajar.

3. Añadir especias


Cuando ya tenemos tibia la cerveza, llega el momento de añadir nuestras especias, en este caso la nuez moscada, el jengibre y los cinco clavos. Luego remover con ganas hasta que los polvos se disuelvan bien, consiguiendo así una nueva capa de aroma sobre la base que ya teníamos. El olfato es la clave para cocinar bien nuestra cerveza de mantequilla.

La nuez moscada cuenta con muchas vitaminas como la A, la B y la C, el jengibre que además de contener también muchos nutrientes resulta muy interesante como preventivo de varias enfermedades, y por último el clavo que presenta propiedades anestésicas, antibacterianas, analgésicas, antiespasmódicas, estimulantes e incluso afrodisíacas.

4. Hacer una crema de huevo


En un cazo distinto ahora debemos batir las yemas de los huevos con un buen puñado de azúcar moreno, hasta que consigamos una textura cremosa y bien esponjosa con un color clarito o casi blanco. Para conseguirlo hay que aplicarse un poco y hacerlo con tanto cariño como fuerza para lograr el efecto deseado.

Esta cremita de yemas será esencial para que nuestra cerveza de mantequilla casera disponga de una textura y sabor en boca especial, distinta, y mucho más suave. Los pequeños detalles marcan la diferencia en este tipo de recetas, por lo que este paso es capital para que el resultado final cumpla con todas nuestras expectativas iniciales.

5. Calentar y mezclar


Llega el momento de volver a poner al fuego nuestra base inicial con las especias que ya hemos añadido, y ahora con la crema de yemas de huevo que hemos realizado. Debemos dejar calentar todo a fuego lento, removiendo muy pendientes de que los huevos no se cocinen, deben quedar cremosos y calientes, pero no cocinados.

Con unos minutos nos bastará para conseguir nuestro objetivo en este paso. Al igual que antes los aromas son esenciales para hacerlo bien. Ten en cuenta que los distintos olores se van solapando como los instrumentos en una gran sinfonía, uno sobre el otro, armónicamente afinados en un todo final que conforman nuestra obra.

6. Añadir la nata y la mantequilla


Llega el momento clave de nuestra receta, el golpe de efecto y sabor. Añadiremos la nata montada y la mantequilla, o sólo la mantequilla, como quieras, pero con ambas sabrá mucho mejor. Estos ingredientes son los que hacen a esta receta especial y dan nombre de hecho, a esta cerveza concreta.

La idea es dejar que la nata y la mantequilla se derritan bien y que impregnen toda la mezcla anterior que ya teníamos con las especias y la crema de yema de huevos. A fuego lento, con calma amor y cariño, son las claves para darle a nuestra cerveza el toque final o maestro que hará las mieles de nuestros invitados, cuando la prueben.

7. Colar


Esto es opcional, pero si quieres que quede más líquida y sin algún que otro tropezón de las especias, puedes colar el resultado que hemos conseguido con el último cocinado tras añadir la nata y la mantequilla. Hay a quienes les gustan los trocitos de las especias, pero la mayoría está acostumbrado a que no los tenga.

Para colar no necesitas más que un colador común de los que suele haber por casa, y poco a poco, con mucho cuidado de no quemarte, vas pasando a otro recipiente para que puedas realizar el siguiente y último paso. No tengas prisa por acabar, recuerda que se trata de disfrutar con todo el proceso de elaboración, peldaño a peldaño.

8. Añadirle la espuma y servir


Llega el momento de añadirle los primeros 100 ml que dejamos separados al principio para darle ese toque espumoso tan importante, que ya hemos explicado. Puedes batirlos para conseguir mejores resultados, ya que así multiplicamos su efecto de forma muy sencilla y práctica.

A la hora de servir tu cerveza de mantequilla no debes bajar la guardia ni distraer la atención, ya que si no la presentas correctamente, por buena que esté de sabor, perderás todo el efecto buscado. Corona cada vaso o jarra con un poquito más de espuma y sírvelas conforme termines el último paso que has realizado. ¡Y a disfrutar!
 

AnaGT
AnaGT Creativos; información cultural, ciencia, salud y curiosidades. Comprometida con una comunicación fresca y significativa basada en noticias y temas de actualidad de las mejores y más fiables fuentes.


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