Los franceses la acusaron de ser entrenada en una escuela de espías en los Países Bajos
Su nombre es sinónimo de belleza, seducción y espionaje.
Margaretha Geertruida Zelle nació en 1876 en los Países Bajos, y se hizo mundialmente conocida con los sobrenombres
Lady MacLeod y Mata Hari. Sus bailes exóticos arrasaron en la Francia de principios del siglo XX y su popularidad le brindaba la posibilidad de llenar teatros para ver sus sensuales espectáculos, y hacía que muchos hombres poderosos quisieran algo más con ella que conocerla para mostrarle su admiración.
Y aunque es bien sabido que Mata Hari fue condenada a muerte y fusilada en 1917, acusada de alta traición al gobierno Francés, tras actuar supuestamente como espía alemana o doble espía, según sostuvieron sus acusadores en un infame juicio, lo cierto es que hoy en día las pruebas que la condenaron no serían ni admitidas a trámite en un procedimiento judicial en un país democrático. Fue más un juicio moral que jurídico, en el que los argumentos esgrimidos por la acusación rozaban el insulto y la difamación.
Cierto es que nos encontramos ante una mujer con sus aristas, y sus claroscuros, pero hay que situarse en su época para entender los motivos que forjaron su singular personalidad.
Sus padres se separaron muy pronto y tras el fallecimiento de su padre, un humilde sombrerero, la belleza de Margaretha es lo que le permitió desde sus 16 años abrirse camino. Tras varios romances y algún matrimonio de conveniencia, Margaretha acabó siendo aclamada como portento del strip-tease en París, con sus bailes exóticos impregnados de los gestos y movimientos basados en su conocimiento de la cultura oriental.
Los franceses la acusaron de ser entrenada en una escuela de espías en los Países Bajos, pero lo cierto es que su utilidad como espía fue muy cuestionable, ya que se sabe que reveló datos de desembarcos de militares alemanes en Marruecos y también informó a los alemanes de movimientos de tropas francesas, que estaban publicados en toda la prensa francesa y española, algo que todo el mundo sabía.
Sin duda, Margaretha se vio envuelta en medio de dos flancos hostiles y muy complicados, y seguramente se limitó a hacer lo que pudo y a sobrevivir. Muchos dicen que le gustaba la vida de lujo, en tono despectivo, pero; ¿a quién no le gusta vivir bien?. Daba y pasaba información a ambos bandos, probablemente en un intento de sobrevivir y complacer a los que ella consideró amigos.
El vergonzoso juicio de Mata Hari y su fusilamiento, tras analizar las pruebas que la condenaron, parece un triste intento de limpiar la ‘alegre’ imagen y vida de París a principios de siglo y sus fracasos en la lucha contra los alemanes.
Mata Hari será siempre recordada por su belleza y por su capacidad para sobrevivir en un a época donde las mujeres eran consideradas como objetos de deseo, pero también por su inteligencia a la hora de conseguir lo que se propuso aunque finalmente su vida se viera truncada por la hipocresía moral de una sociedad devastada por los temores de la guerra.
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