Estos días cada vez que vemos a alguien tosiendo ya pensamos que pueda padecer alguno de los síntomas del Coronavirus, pero lo cierto es que no siempre la tos es una pista de estar infectados por un virus, y el caso que nos ocupa hoy es clara muestra de ello. Nuestra protagonista de 22 años, se pasó los últimos 14 tosiendo de forma compulsiva, sin que nadie supiese el motivo real de tal incómoda situación, tal y como relata
Times Now Digital.
La chica había sufrido un ataque severo de tos que luego se cronificó durante más de una década, por lo que los médicos creían se trataba de un caso de bronquiectasia o supuración crónica de los bronquios, por lo que le recetaban antibióticos, que no mejoraban su estado en absoluto.
Casi por casualidad, un día decidió tratarse quirúrgicamente un problema de sudoración excesiva, pero antes quiso intentar volver a solucionar su impertinente tos.
Mediante el uso de la tomografía computarizada, esta vez, los médicos detectaron un cuerpo extraño en su pulmón derecho; para sorpresa de todos se trataba de un hueso de pollo de dos centímetros, que probablemente se había alojado allí tras haber hecho una broncoaspiración de pequeña. Los cirujanos necesitaron sólo 30 minutos para extraer el cuerpo extraño de sus pulmones, y finalmente la chica logró respirar profundamente y libre de tos.
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