Octubre es el
Mes de concienciación sobre el Cáncer más diagnosticado en mujeres, el cáncer de Mama, y ofrece una gran oportunidad para la educación, así como un llamado a la acción.
Al igual que con todos los tipos de cáncer, el riesgo de desarrollar uno de mama varía de persona a persona y depende del resultado de una combinación, entre otras causas, de factores genéticos y factores relacionados con el estilo de vida. Solo un 5-10% de los cánceres son hereditarios, mientras que un porcentaje muy elevado está relacionado con factores externos. Desde
CRIS contra el cáncer sostenemos que el estilo de vida, y concretamente la alimentación, ejercen un papel muy relevante en la disminución del riesgo de padecerlo y también durante el transcurso de la enfermedad, lo que la convierte en un perfecto aliado o en el principal enemigo a la hora de mantener o poner en riesgo nuestra salud.
No está demostrado el efecto beneficioso o adverso de alimentos concretos o nutrientes específicos -tanto procedentes de alimentos como en forma de suplemento- y sí está demostrado que seguir un patrón saludable disminuye mucho el riesgo de padecer cáncer de mama, de la misma manera que no seguirlo incrementa el riesgo de padecer esta enfermedad.
¿Y cómo definimos un patrón
oncosaludable? Desde
CRIS contra el cáncer os lo explicamos, es un patrón que fomenta el consumo de alimentos vegetales sin refinar- frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, hierbas y especias- y desalienta el consumo de alimentos ultraprocesados y carne procesada, bebidas azucaradas, alcohol, y la ingesta excesiva de carne roja sustituyéndola por pescado y carne blanca. Con esta dieta nutritiva, antioxidante y antinflamatoria, rica en fibra, vitaminas, carotenoides y grasas saludables se pueden evitar hasta un 30% de los canceres de mama.
Por Emilia Gómez Pardo: Asesora científica de CRIS
contra el cáncer para temas de prevención,
nutrición.