Finalmente, tras un breve tiempo de espera,
Billie Eilish ha conseguido una orden de alejamiento contra un fan, que había asustado a la artista con su excéntrica conducta, en esta última semana.
Prenell Rousseau se dejó ver por la casa de Eilish hasta en siete ocasiones en una misma semana, y su actitud no inspiraba ninguna confianza a la cantante, a lo que se suma que no llevaba puesta ni mascarilla ante la crisis sanitaria por el covid-19.
Rousseau tocó en la puerta de la artista, y el padre abrió, al ver que se trataba de un desconocido que preguntaba por su hija, le dijo que allí no vivía Billie, que se había equivocado.
Pero Prenell lejos de amilanarse, se quedó en la puerta leyendo un libro y haciendo tiempo, y aunque los padres de Eilish lo invitaron a irse, e incluso llamaron a los agentes de seguridad, no lo hizo.
Cuando se personaron los agentes de la ley Rousseau se esfumó, para luego volver y pasar la noche acostado en una tapia cercana. Al día siguiente Eilish y su familia lo sorprendieron intentando abrir una puerta de la casa.
El joven volvió en repetidas ocasiones a lo largo de la misma semana, sin guantes ni mascarilla, lo que empeoraba la situación y la hacía más incómoda, si cabe.
Y aunque Prenell fue detenido en dos ocasiones esa misma semana, no acabó en la cárcel ya que la intrusión no es considerado un delito grave, y ahora mismo las autoridades americanas no están encarcelando a los detenidos por delitos leves, con motivo de la pandemia.
Con el fin de evitar males mayores o que se mantuviera esta conducta en el tiempo, Billie solicitó al juzgado competente la emisión de una orden de alejamiento, que le ha sido concedida con la obligación para Rousseau de no acercarse a menos de 180 metros de la artista y su familia, y no contactar por ninguna vía con ellos, igualmente deberá personarse en un juicio que tendrá lugar el próximo 1 de junio de 2020, en el que deberá responder a varias incógnitas, pero fundamentalmente sobre sus intenciones reales.
Redacción COSMO
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