Muchas personas siguen creyendo que los granitos son cosa de la adolescencia, y aunque esa afirmación tiene algo de cierto, la verdad es que pueden aparecer a los veinte, treinta e incluso cuarenta años. Principalmente la causa que los provoca es normalmente siempre la misa, y no es ni más ni menos que la
hiperseborrea o aumento de en la producción de sebo por parte de la piel.
La piel produce de forma natural el sebo, una sustancia oleosa, para protegerse de la luz solar y el frío intenso. Mientras el volumen de producción es acorde a las inclemencias ambientales todo va bien, pero cuando se produce de más y ese exceso se mezcla con las células muertas que quedan en los poros, estos se obstruyen y aparece el incómodo e indeseable grano.
Todo se complica más cuando las bacterias que todos tenemos en la piel, normalmente en los folículos, ven incrementada su población gracias a la presencia del exceso de sebo, lo que produce rojeces, irritaciones, inflamación de la zona y el grano en sí. Dando a nuestra piel esa imagen tan reconocible y que siempre intentamos evitar como sea.
Por otro lado, en personas expuestas a situaciones de estrés o ansiedad extremos, o contaminación, aquellos que fuman o toman medicamentos concretos, o incluso el ciclo hormonal, pueden ver su cuadro empeorado de forma considerable, ya que en estos casos, que parecen ser de fuera hacia dentro, lo que viene de dentro influye, y mucho, en lo que vemos y sucede fuera.
Los expertos clasifican los granos en
tres tipos distintos, en función de su nivel de evolución y desarrollo.
Y aunque no se dan en todo el mundo por igual, independientemente de las particularidades concretas de cada tipo de piel, la forma de clasificarlos es; los famosos
puntos negros, luego los llamados
granos rojos, y por último los
granos blancos.
Puntos negros
El cúmulo de células muertas y bacterias obstruye el poro provocando la aparición de los puntos negros. Deben su color a la oxidación del sebo y a la exposición al aire que los ennegrece. Los expertos señalan que es la primera manifestación o primera fase del acné. La mayor parte de las personas los padece alguna vez en su vida.
Granos rojos
Cuando los puntos negros se infectan se producen las pápulas o granos rojos. La inflamación hace que luzcan rojos y su volumen aumente exponencialmente, provocando la aparición de los granos, de distintas dimensiones, incluso algunos dolorosos como quistes y nódulos, que resultan realmente incómodos y suponen una gran molestia.
Granos blancos
La inflamación del grano rojo supone la aparición del llamado grano blanco. Los glóbulos blancos en un intento desesperado por evitar la infección producen pus que resulta muy visible desde la superficie y a simple vista. Igualmente tienen ese aspecto tan desagradable que todos reconocemos y que resulta estéticamente tan incómodo.
Cómo eliminar los granos de forma eficaz
Cada vez que nos sale uno queremos eliminarlo con urgencia, aunque cada grano tiene su forma particular de ser retirado. Hay que recordar que siempre es importante preguntar a tu médico antes de intentar eliminar tu mismo los granos, ya que depende de cada caso y cuadro clínico personal, que la efectividad de las terapias o tratamientos sea o no la correcta.
La limpieza matinal y nocturna es capital a la hora de tratar cualquier grano. La eliminación del exceso de sebo es la clave en todos y cada uno de los tratamientos anti acné. Eliminar o retirar a fondo las impurezas acumuladas y las células muertas resulta vital para evitar el empeoramiento y que los tratamientos resulten efectivos al cien por cien.
Existen en el mercado infinidad de productos limpiadores que te aseguran una buena limpieza facial a realizar dos veces al día, al comenzarlo y al terminarlo, como ya hemos dicho. La mayoría permiten dejar el rostro con una sensación de frescor a la par que realizan su función de limpieza con vigor y seguridad, permitiendo servir como preventivo.
Eliminación de puntos negros
Los productos exfoliantes son los mejores aliados junto a los de limpieza que ya hemos comentado a la hora de eliminar puntos negros. Debemos aplicarlos como mínimo una o dos veces por semana. Con ellos conseguimos desincrustar los poros a fondo, haciendo que el exceso de sebo se disuelva y dejando la piel más saludable.
Igualmente resulta interesante y útil aplicar una loción que nos servirá como broche final y como complemento al proceso después de los pasos anteriores de limpieza y exfoliación. Las lociones realizan un trabajo primordial, ya que permiten cerrar el poro y terminar el proceso de limpiado y cura del punto negro con mejores resultados.
Eliminación de granos rojos
Es primordial contar con productos creados exclusivamente para tratar estos tipos de granos, y que nos permitan reducirlos y evitar a toda costa que se multipliquen o reproduzcan. Es esencial que dejen la piel limpia y suave, e incluso existen indicados para granos rojos que duelen, como geles que calman el dolor y ayudan a que el grano remita de forma progresiva.
La analgesia que produce el gel junto a la sensación de frescor lo hacen el candidato correcto para tratar a los granos que ya están en este estadio, que podemos llamar fase dos o de rojez, muchas veces, como decimos, acompañada de dolor, picor y malestar, que no remite con facilidad y puede resultar tremendamente incómoda de sobrellevar.
Eliminación de granos blancos
Lo primero que debes saber, fundamentalmente porque es lo que casi todo el mundo cree que tiene que hacer, y de hecho lo hacen con frecuencia, es que nunca debes intentar reventarlos. No sólo puedes empeorar la situación del grano ya en fase tres, y sus consecuencias, también puedes quedar expuesta a padecer daños en la piel como marcas y cicatrices.
La clave para acabar con los granos blancos es la constancia y dedicar cada día, sin excepción, tiempo para las limpiezas matinales y nocturnas, adaptadas al tipo de grano que estamos tratando, y aplicar calmantes localizados sobre las zonas más afectadas que reduzcan el nivel de pus, calmen las molestias y sequen poco a poco al grano.
Recuerda que lo importante no es la estética, que aunque pueda ser la motivación de base, lo capital es realmente la salud de la piel, ya que la exposición prolongada al acné, por no tratarlo convenientemente, supone una agresión enorme a este tejido que nos protege del medio externo, sirviendo de barrera contra muchos elementos agresivos del ambiente.
Es importante señalar que en algunas ocasiones el acné tiene su origen también en problemas o desórdenes del metabolismo y que por lo tanto siempre hay que hacer un diagnóstico diferencial con tu médico especialista de cuál es el origen de tu situación o cuadro concreto. Es crucial prestar mucha atención ya que pueden ser señal de que algo no esté funcionando bien en nuestro organismo.
No obstante la mayoría de los humanos padecemos acné en la adolescencia, en más o menos medida, fruto del desarrollo de los distintos sistemas, principalmente el endocrino, que conlleva algunos excesos de producción de sebo por parte de la piel, pero que resultan totalmente normales y con el tiempo se acaban yendo como mismo llegaron.
Redacción COSMO
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