Nos guste o no, no todas las parejas están hechas para durar
para siempre. Aunque el amor eterno sigue siendo posible, el número de
separaciones y divorcios parece aumentar a cada año que pasa.
Las estadísticas nos dicen que la mitad de las parejas que pasan por el altar acabaran en divorcio, un dato que todos preferimos ignorar a la hora de lanzarnos a la piscina del amor.
Uno de los mayores expertos en el tema a nivel mundial, John Gottman, psicólogo de la Universidad de Washington y fundador del Instituto Gottman, ha sido entrevistado para el portal estadounidense Business Insider, y en dicha entrevista ha definido los dos síntomas inequívocos que anuncian
el final de una vida en pareja.
El primer síntoma sería lo que él define como ciclo negativo. Cuando una pareja entra en este ciclo, es altamente difícil que puedan salir de el. " Para estas parejas, estancadas en la negatividad, es como entrar en un pantano de arenas movedizas.
Es fácil entrar pero difícil salir. Se puede observar que sus procesos de reparación están fallando. Esta negatividad se inunda todos los factores de la relación". Cuando esto ocurre, la intimidad y la amistad que una vez unió a ambas personas desaparece rápidamente. En lugar de ser los aliados que una vez se comprometieron a estar juntos, cada uno se convierte en adversario del otro. Los que sufren de este primer síntoma tienen separaciones más rápidas y fulminantes.
El segundo síntoma de ruptura inminente es aquel en el que se hace patente el patrón en el que la pareja está de acuerdo en que no están de acuerdo. Es decir, ambos integrantes son muy conscientes que que la pareja ya no funciona y se llegan a acostumbrar a vivir en esas tristes circunstancias. Para el renombrado psicólogo, este caso lo forman "personas que acuerdan discrepar pero que evitan el conflicto. Pueden permanecer juntos más tiempo, pero luego, alcanzada de la mediana edad, empiezan a tomar conciencia de que su vida está vacía". El experto nos dice que esta clase de pareja puede llegar a una media de 16 años en común, lo que los convertirá en divorciados, pero en un plazo más largo que los que sufren del primer síntoma. Gottman afirma que "son un poco como esas parejas que salen a cenar y no hablan en todo el tiempo. Las llamamos parejas separadas hostiles".
Son estas parejas las que están juntas el tiempo suficiente como para que sus hijos lleguen a la adolescencia, y no pueden evitar compararse con ellos. "Cuando tenían su edad tenían muchos planes y ahora han llegado al punto en que se sienten vacíos y rompen la relación”.
