Azúcar. Consumir alimentos "sanos" pero que contienen altos índices de glucosa o fructosa, afectan a lo que se denomina "vínculos cruzados de colágeno de la piel", es decir, al colágeno y la elasticidad de la piel. Demasiado azúcar puede alterar el equilibrio de las proteínas del organismo, incluyendo el colágeno y cuando esto sucede, la suavidad y elasticidad de la piel disminuye, lo que conduce a una piel rígida y tensa y, finalmente, a las temidas arrugas.
Alimentos fritos. Este tipo de productos aumenta el colesterol, los problemas del corazón y ralentiza el metabolismo; además, daña la circulación sanguínea y no deja que el oxígeno llegue correctamente a las células de la piel, por lo que pierde elasticidad y favorece la aparición de las líneas de expresión.
Alcohol. ¿Cuántas veces te has despertado tras una noche de fiesta totalmente demacrada? Pues bien, esto tiene su explicación y es que el alcohol es un diurético natural, por lo que su ingesta puede generar deshidratación y la pérdida de humedad de la piel, así como aumentar las líneas de expresión y la aparición de rosácea.
Sal. La sal y otras formas de sodio podrían añadir sabor a los alimentos, pero demasiado sodio puede dejar sin vitalidad la piel. Esto se produce por dos mecanismos distintos.
Por un lado, demasiado sodio nos deshidrata, lo que significa que se elimina humedad vital de la piel. Demasiado sodio también puede producir una retención de agua, dando lugar a las «bolsas» bajo los ojos y otros signos visibles.
Lácteos. La dieta occidental típica incluye muchos recursos lácteos que contienen hormonas, incluyendo ciertos tipos de esteroides y hormonas de crecimiento. Por desgracia, éstas también estimulan el acné. Lo mismo se ha descubierto de los batidos de proteínas en polvo que contienen caseína y suero de leche. Los productos lácteos orgánicos podrían ser una alternativa.
Grasas saturadas. La carne roja, el queso, la mantequilla y los aceites hidrogenados, son todos altos en grasas saturadas. Y los alimentos que son altos en grasas saturadas se asocian con altas concentraciones del factor de crecimiento de la insulina, que estimula la producción de hormonas sexuales que aumentan la producción de acné.
Redacción COSMO
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