Su mensaje sigue siendo vigente
Armas de Mujer, el clásico protagonizado por Melanie Griffith, Harrison Ford y Sigourney Weaver, acaba de cumplir 25 años y su mensaje sigue más vigente que nunca.
La historia de Tess (Griffith) es la historia de la mujer trabajadora en el mundo occidental. Lo que desde la superficie pudiera parecer como una comedia de enredos, es realmente un alegato a favor de la mujer trabajadora, y de los peligros que presenta adentrarse en un mundo dominado por los hombres corriendo el riesgo de perder tu alma en el camino.
La película nos cuenta el ascenso de Tess en una importante empresa, aprovechando la ausencia por vacaciones de su déspota jefa (Weaver). Su director, el recientemente fallecido Mike Nichols, siempre ha sabido tomarle el pulso a la sociedad en la que vivimos, desde Una Jaula de Grillos, en la que anunciaba la normalización de la homosexualidad a Closer, en la que analizaba descarnadamente las relaciones de pareja. Y aunque Armas de Mujer presente elementos de comedia, es una auténtica pionera en el llamado cine social y reivindicativo.
En 1988, el año en el que se estrenó la película, Margaret Thatcher se convertía en la primera ministra con más tiempo al cargo de un país en todo el siglo XX, las leyes antiabortistas empezaban a suavizarse por el continente americano y las mujeres superaban por primera vez el 50% de graduaciones en las universidades de Estados Unidos. La marcha hacia la igualdad daba importantes pasos y, aunque todavía hoy día queda muchísimo camino por delante, ya se empezaban a dar los primeros golpes en la mesa. ¿Qué mejor entorno para expresar estas ideas que el laboral?
Esta es la odisea de Tess, encasillada en el cliché de secretaria servicial hasta que decide sacar los dientes como tradicionalmente han hecho sus colegas masculinos. Hasta entonces, la mujer no era más que el objeto del deseo de un hombre como lo es para su prometido (Alec Baldwin) o un mero artículo de oficina para sus superiores (Harrison Ford).
Pese a sus indudablemente buenas intenciones, el verdadero mensaje de la película no es complaciente. La primera escena de la cinta nos muestra a Tess formando parte de una enorme masa de personas que se encaminan hacia sus puestos de trabajo, mientras que el inolvidable último plano nos muestra a la protagonista a través de la ventana de su nuevo y merecido despacho. Mientras la cámara se aleja antes de dar paso a los créditos, vemos cientos de nuevas ventanas, cientos de nuevas historias. La de Tess no es más que un pasito más en la lucha por la igualdad. Con ese último plano, entendemos que aún queda mucho camino por hacer, mucho para llenar todas esas ventanas, todos esos despachos, todas esas historias.
¿Deben las mujeres comportarse como tiburones para ascender en el trabajo? ¿Deben seguir siendo ellas mismas? ¿Deben buscar un nuevo enfoque? El mensaje de la película parece claro; cada una es libre de decidir su estrategia y su destino, no ya como mujeres, sino como personas.
Mientras tanto, siempre podemos cardarnos el pelo y escuchar el inolvidable tema ganador de un Oscar, Let the river run de Carly Simon, mientras esperamos al estreno de Armas de Mujer, este jueves a las 22:05 en Cosmopolitan TV.