Hay cosas que nunca pasan de moda, simplemente se mejoran o incluso se empeoran. Esto mismo está pasando ahora mismo con los selfies y todas sus variedades. ¿La última? Los roofing, la nueva moda de los selfies extremos.
La semana pasada un chico de 24 años era detenido en Nueva York cuando se disponía a sacarse un selfie subido a un cable del puente de Brooklyn. No se trata de un caso aislado, ya que en los últimos meses se han producido muchas detenciones de gente cuyo objetivo era sacarse un selfie desde las alturas.
En las redes sociales el fenómeno roofing se encuentra en pleno auge y no es la única.
Otra nueva vertiente del selfie es el skywalking, selfies que la gente hace desde lo más alto d eun rascacielo.
Los que más practican estas modalidades son los jóvene -por no decir inconscientes- y especialmente rusos, que escogen edificios emblemáticos como la Sagrada Familia en Barcelona o las pirámides de Guiza en Egipto y se sacan una espectacular selfie con el fin de destacar en redes sociales. Uno de esos jóvenes rusos es Kirill Oreshkin y en sus fotos podemos encontrar selfies en la antigua torre de radio de la ciudad rusa de Elektrostal, que se eleva 215 metros por encima del suelo. Otro compatriota suyo, Vadim Mahora, quién hace pocos meses se subía a la estructura metálica situada encima de la torre de Shanghai a 650 metros de altura, y se sacaba una autofoto donde se le podía ver incluso por encima de las nubes que salpicaban el cielo de la ciudad.
El roofing es de lo más peligroso ya que se hace sin ningún tipo de sujeción o agarre. En muchas ocasiones, quiénes practican esta moda no dicen explícitamente qué edificio han escalado e incluso llegan a colgar las selfies un tiempo más tarde para evitar multas por escalar sin permiso que, por ejemplo, en la ciudad de Madrid oscilan entre 1.001 y 30.000 euros, dependiendo del tipo de edificio y del riesgo que haya supuesto.
Así que si queréis destacar en las redes sociales y que vuestro número de likes y seguidores se disparen, pensarlo 2 veces antes, ya que "la broma" os puede salir cara.
Redacción COSMO
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