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Tenemos claro el beneficio que nos supone tener sentido de la vista, del olfato, del oído, del tacto y del gusto. Si tenemos la suerte de disponer de todos ellos, podemos considerarnos privilegiadas.
Tener la suerte de poseer estos cinco sentidos no es garantía de éxito ni de felicidad, hay otro más importante para alcanzar una sensación de bienestar y felicidad.
El sexto sentido es el sentido del humor y no requiere de los cinco anteriores para poder desarrollarse con éxito. En cambio necesita combinarse con una buena dosis de otro sentido, el común.
Para tener la capacidad de reírnos de nosotras, necesitamos primero saber quiénes somos, disponer de sentido del humor requiere conocimiento de una misma.
No es lo mismo tener sentido del humor que mofarse del mal ajeno pero sí necesitamos tener la capacidad de asumir nuestros errores y perdonarnos por nuestros defectos.
Tener sentido de lo cómico no garantiza una existencia más fácil. Desternillarnos de risa con un chiste no implica disponer de la capacidad para reírnos de nosotras mismas.
La alegría y la risa se conectan en ambas direcciones, la alegría nos produce risa y la risa nos provoca emociones alegres.
El éxito de la risoterapia está en que se aprovecha del poder contagioso de la risa para conseguir emociones positivas.
Hay una relación directa entre nuestros pensamientos, lo que decimos y el estado de ánimo. Las personas comunicativas tienden a tener más y mejores relaciones porque son de trato más fácil. La comunicación y la sociabilidad son más sencillas para las personas extrovertidas, abrirnos al mundo exterior facilita sentirnos mejor.
Si expresamos con palabras los pensamientos que nos agobian, estos pierden fuerza, se desvanecen. Ver el vaso medio lleno o esforzarnos en intentarlo nos lleva también a un mayor bienestar emocional.
El psiquiatra Viktor Frankl, defendía esta idea y gracias en buena parte al sentido del humor logró superar su estancia en los campos de exterminio nazis.
En su libro "El hombre en busca de sentido", explica como animaba a un compañero a imaginar cada día una situación jocosa diferente que podía suceder al día siguiente de su liberación.
Tener sentido del humor es esforzarse en relativizar, dar importancia sólo a lo que realmente lo tiene. Puedes empezar por sonreír, eso te ayudará a sentirte más optimista y a tener una relación más cordial con los que te rodean.
Hay quien nace con este sentido bien desarrollado, es una suerte. Otras necesitamos entrenarlo, pararnos a relativizar todo lo que nos acontece y probar a ver los problemas que surgen desde una perspectiva menos dramática.
Vivir en el presente, observar nuestro entorno con ojos de niña como si descubriésemos todo por primera vez, facilita tener una visión más positiva de nuestro entorno. Basta mirar cualquier cosa con la atención suficiente para que se convierta en algo interesante, en un motivo de sonrisa.
Pon pasión en tu vida, ilusiónate con lo que haces, échale ganas y resta importancia a los baches con los que te vayas encontrando a lo largo del camino. Asume que a veces se gana y otras se aprende, no pasa nada.
Para tener sentido del humor no necesitas ser la más graciosa ni sacar punta a todo lo que sucede. Es más una actitud positiva ante todo, si miras con atención y con ganas, cualquier cosa se puede convertir en interesante.
No te tomes demasiado en serio ni a ti ni a los demás, busca la espontaneidad mucho más que el mejor chiste.
El sentido del humor es la capacidad de interpretar el mundo con una mirada alegre, todo lo que nos sucede puede verse desde una perspectiva más desenfadada.
No busques ser la más chistosa, concéntrate más en divertirte que en ser divertida. Olvídate de estar a la defensiva, de analizar todo lo que ocurre desde una visión demasiado analítica y prioriza la sonrisa en cualquier situación.
Las personas capaces de bromear y de hacernos reír son terapéuticas, las mejores de las que nos podemos rodear, sin duda. El sentido del humor nos alegra la vida y de paso, nos la alarga, muchos estudios demuestran que un espíritu optimista nos hace más sociales y más longevos.
El equilibrio entre sentido del humor y tomarse todo a la ligera, lo marca otro sentido, el sentido común. Ambos no tienen por qué considerarse contrarios, al contrario, saber complementarlos es todo un arte que nos interesa dominar.
A pesar de su nombre este es el menos común de todos los sentidos. Tener sentido común implica prudencia y lógica, lo que no siempre está tan generalizado como convendría. Necesitamos aplicar experiencia, sabiduría, autodominio y toma de decisiones.
El sentido común te protege de cometer muchos errores y de dejarte llevar por las modas o la masa. Si eres prudente, agradable y humilde será más fácil que adquieras este magnífico don.
La buena vida tiene que ver con la amabilidad, la sensatez y poner un toque divertido en todo lo que hacemos, interpretar de forma razonable pero positiva.
Piensa antes de hablar, no todos tus comentarios jocosos son interpretados como a ti te gustaría, es importante prestar a atención a no molestar, actuar con sencillez y tener voluntad de comprender.
Si consigues alcanzar una dosis abundante de sentido del humor y del común estarás muy cerca de llegar a tu mejor versión, sentirte a gusto en tu piel y feliz con lo que te rodea.
