Usar el
sexo como una forma de
marketing es el
truco más antiguo en el mundo de la publicidad, y en lo que a las peluquerías se refiere no es diferente. En este sector también existen negocios que utilizan el gancho del sexo, el desnudo y el morbo para atraer clientela.
Hoy queremos comentar dos casos internacionales significativos.
En Hanoi, Vietnam, peluqueros sin camisa. Hace un par de años una peluquería vietnamita saltó a la fama mundial en Internet aunque no (solo) por su excelente servicio. Se trataba de un nuevo salón en Cau Giay (Hanoi) que causó impacto cuando los medios mostraron fotografías de su inauguración con poca ropa y mucho morbo. Resulta que los cuatro miembros masculinos del personal solo usaban pantalones negros y corbata negra… y nada más.
Ubicada en la capital vietnamita, esta peluquería topless comenzó a atraer clientela local e internacional en masa cuando las imágenes de sus guapos peluqueros sin camisa comenzaron a rodar por las redes. Dadas las lógicas dudas iniciales, los medios de comunicación que se acercaron al local quisieron comprobar si, a pesar de lo peculiar del salón, sus estilistas eran peluqueros cualificados al margen de su vestimenta… o mejor dicho la ausencia de ella. Resultó ser un engaño, al menos parcial, ya que los guapos jóvenes de pecho descubierto tan solo estaban en eventos especiales en los que apenas si lavaban cabezas y poco más, ya que no eran peluqueros cualificados.
En Oskemen, Kazajistán, peluqueras semidesnudas. Una peluquería ha encontrado en la desnudez una nueva forma de atraer clientes en Kazajistán poniendo el nombre del salón Old Bay y su ciudad, Oskemen, en el mapa y en las redes. Sin duda no solemos hablar de Kazajistán con mucha frecuencia en general y aun menos por cuestiones ajenas a la política. Sin embargo estas peluqueras peculiares han conseguido que en el sector todos sepamos dónde está su salón y su ciudad ya que han ido un paso mas allá que los peluqueros vietnamitas y trabajan casi completamente desnudas. Dejando muy poco a la imaginación, más bien nada, estas peluqueras trabajan cada día con apenas un diminuto delantal negro, tacones altos, tangas y sostenes. Personalmente considero que un buen Salón de Peluquería debería concentrar sus esfuerzos en vender calidad, profesionalidad y seriedad. Si todo esto se hace bien, no hace falta tanta publicidad, ni tanto impacto mediático. Los clientes nuevos se harán fieles con el tiempo y los que ya lo son nunca se irán.
Redacción COSMO
Noticias escritas por el equipo de redacción de COSMO.
