Ya tenemos los ganadores de nuestro
concurso de relatos eróticos, que se han llevado un pack de productos hot para jugar a solas o en pareja. ¿Queréis que suba la temperatura? Os dejamos con los cinco relatos ganadores. Podéis leer el resto
pinchando aquí.
Déficit de atención
Íbamos juntos a clase de francés y siempre nos habíamos llevado muy bien con muy buen rollo. La verdad es que era un chico muy guapo, con una sonrisa perfecta, de dos días y muy inteligente.
Pero nunca lo había visto como nada más que un compañero. Éramos pocos en clase, unos cinco, y la profesora. Él y yo siempre nos sentábamos a la punta de la clase, para poder reírnos más agusto, pero un día empezó a hablarme en francés mientras me acariciaba la cara, y a mí el acento francés me pierde. No tenía ni idea de lo que me estaba diciendo, pero él se acercó a mí, y yo tuve el impulso de morderle suavemente la comisura de sus labios. Enseguida me puse a disimular como si nada, asintiendo a lo que decía la profesora. Cuando noté su maéno acariciándome la pierna. Me puse nerviosa de pensar que los demás pudieran percatarse, pero todo era muy excitante. le respondí acariciando su pierna disimuladamente, y de repente noté bajo como su pene se ponía duro y crecía bajo sus pantalones vaqueros.
De notar eso me puse muy nerviosa y cachonda a la vez. Mientrastanto, él prosiguió acariciándome, cada vez más cerca de mi sexo, y metió la mano por la pernera de mis shorts. Con mucho cuidado echó para el lado mis braguitas y conforme se abría paso separando mis labios, comenzó a masturbarme. Yo no sabía qué cara ni que postura poner para que no se notase nada. Él estaba con un brazo apoyado en la mesa y "escuchando", y con la otra mano volviéndome loca. Yo cada vez estaba más mojada y él lo notaba, así que me miró, y vio mi cara, un poco roja por la situación, y sin esperarlo me metió un dedo, quedándome yo casi sin respiración, luego me metió dos, y los movía dentro de mi alternando fuerte y rápido, con lento y suave. Yo no pude más y agaché la cabeza para que no se me notara que me estaba corriendo. Él sacó su mano mojada e hizo como si nada. Mientras yo respiraba hondo disimuladamente. Cuando acabó la clase se lo agradecí como se merecía escondiéndonos en los cuartos de baño...
Tarde en la piscina
No podía dar crédito a lo que veía, era él! había vuelto a la ciudad. ¿Cómo alguien podía mejorar de esa forma con los años?
El ruido de fondo de la piscina me despertó de mi ensimismamiento, menos mal que no me vio con mi patética cara de embobada. Entre risitas les dije a mis amigas que él estaba ahí, acto seguido les indique que me iba al baño. Cuando salia de los vestuarios me choque con algo fuerte y cálido. Me sujetaba por la espalda unos brazos firmes, desprendía un aroma mezcla de su propio perfume con la crema solar. Dios que bien olía. Abrí los ojos sabiendo que me encontraría, al abrirlos vi una sonrisa picarona y a la vez tierna. Se acerco a mi cuello y me susurro -Cuanto tiempo... Menos mal que me sujetaba porque notaba como mis piernas temblaban, su aliento me recorría haciendo estremecer mi cuerpo. Acerco su pecho junto al mio, notaba como mi corazón palpitaba de tal forma que iba a explotar. mis sentidos estaban desbocados. Nos miramos y él rompió el silencio con un beso, tierno y a la vez amargo. Intenso como solo él sabía besar me aupó,y enlazando mis piernas alrededor de su cintura me metió dentro del vestuario y empezó a besarme como si no hubiera un mañana.
Tres palabras para un orgasmo
Una llamada de teléfono y 3 palabras al otro lado me hicieron saltar de la cama.
Tenía ese don para lograr que me excitase con solo oir su voz.
-Desnudate y ven- fue su orden y sin dudar me arranqué el camisón, la ropa interior y corrí en su busca.
Ataviada con un abrigo y nada más acudí al lugar de costumbre.
No hubo besos, no hubo un hola.
-Te dije desnuda. Por qué me desobecedes?
Sabía lo que sucedería ahora, agarraría su vara entre los dedos y me sometería.
Le esperaba, le deseaba. No podía negarlo, sentir su poder sobre mi me ponía.
Pero él en su sádico deseo de hacerme sufrir, sonrió y me tomó en brazos, me posó sobre la mesa y susurró:
-Olvidate, hoy no te penetraré…
Pronto me descubrí siendo el centro de una bandeja untada con chocolate, caramelo y nata…
-Voy a comerte sabes?
No pude responderle, de mi boca solo salían gemidos de placer...
Deslizaba sobre mis pechos, mi vientre y mi sexo todos aquellos elementos que me iban previniendo de lo que sucedería después...
Ni éstos siendo tan dulces se comparaban al roce de su lengua en contacto con mi piel.
No hubo penetración, ni si quiera me dejó acariciar su miembro completamente erecto con tanta excitación, pero me hizo gozar de un orgasmo tan intenso que aún hoy si lo recuerdo me hace vibrar de placer...
Tablas
El olor a comida marca de manera indiscutible las dos de la tarde. Mi carga de trabajo puede más que el crujir de las tripas y no queda otra que continuar. Una hora después, desfallecida, a contracorriente y con prisas, bajo al comedor. Las tablas de mi falda saltan sobre mis nalgas mientras me precipito escaleras abajo. Siento el calor de unos ojos perdidos dónde se difumina mi espalda y un suspiro aprobador confirma su presencia. Apuro el paso más por acelerar mi pulso y testar el de mi perseguidor que por prisa. Al alcanzar el último escalón, de manera inexplicable, el botón de la cintura cede y la falda se desliza sobre mis piernas para acabar en los tobillos. En circunstancias normales me sentiría como ella, por el suelo, roja y a cuadros, pero me veo en los grandes ojos negros que me recorren y no quiero más que ondular las caderas y lucir. Dejamos pasar los segundos. Cierro los ojos en cuanto siento su mano rozándome el empeine. Sube con una deliciosa calma dejando que el calor de la lana se confunda con el de su piel sobre la mía. Al llegar a la cintura se detiene, con una mano en mi vientre y otra en mi pelo, me saca la pinza dejando caer la melena sobre los hombros y ciñe con ella la falda que queda de nuevo en su sitio. Totalmente descolocada por el calor de su pecho sobre el mío, por la caricia de su aliento en mis labios, no puedo evitar besarlo. Sus manos bajan seguras hasta mis nalgas, me da un cachete, me devuelve el beso y con guiño me reprende: “chica mala”
Bendito ascensor
Despues del curso todo el dia ya nos ibamos,pero en el piso dos, se paró el ascensor y el resto del grupo había bajado antes, sonreimos, resoplamos y esa mirada intensa, desveló la tensión acumulada durante los dos dias que habiamos pasado sentados juntos en el curso de la empresa, empece a temblar, me abrazaste, me volviste a mirar, me besaste y ya no pude más, te bese, te abracé,te deseé y deseé que el ascensor se quedara asi toda, toda la noche
Redacción COSMO
Noticias escritas por el equipo de redacción de COSMO.