Llevar las uñas perfectas es algo que a todas nos encanta, pero es bastante complicado. Entre el trabajo y las prisas es difícil encontrar un rato para pintarlas, y en el peor de los casos el resultado apenas dura dos o tres días antes de escamarse.
Pensando en todo eso, surgió hace unos años la manicura permanente en sus diferentes versiones. Hoy en día es muy frecuente, y seguro que la mayoría de vosotras la habéis probado o conocéis a alguien que las lleva.
Pero, ¿sabemos exactamente en qué consiste y lo que implica para las uñas? En este post, desde Cosmo os queremos ofrecer toda la información que necesitáis antes de dar el paso y haceros la manicura permanente.
¿Lacado permanente o uñas de gel?
Las uñas de gel duran de entre 25 a 30 días, dependiendo del crecimiento de las uñas, y puedes escoger la largura de las mismas, dado que es una especie de extensión. La aplicación dura alrededor de una hora y media.
En cambio, el lacado permanente se aplica sobre la uña natural, sin extensiones, y se realizan los siguientes pasos:
• Se elimina el esmalte anterior.
• Se aplica un esmalte base transparente y se seca bajo la luz de una lámpara ultravioleta.
• Se aplican dos capas muy finas del esmalte de color y, otra vez, se secan bajo la luz de lámpara ultravioleta.
• Se aplica una capa de “top coat”, un esmalte transparente que sella el esmalte de color y lo mantiene intacto. También se seca bajo la luz de lámpara ultravioleta.
Este proceso tan solo dura media hora y permanece intacto entre dos a tres semanas. Dependiendo, por supuesto, de tu tipo de uña.
¡Cuidado! Inconvenientes
El lacado permanente es menos agresivo que las uñas de gel, pero aun así conviene recordar que se retira aplicando acetona pura y este proceso puede debilitar las uñas y hacer que a la larga se rompan con mayor facilidad. Además, el tiempo de exposición a la luz ultravioleta, aunque es breve, se relaciona con un aumento de probabilidades de sufrir cáncer de piel. Para ello, los dermatólogos recomiendan lo siguiente:
•Plantearse usar la manicura permanente solo de forma ocasional y no cada dos semanas, para disminuir las consecuencias y el trauma "físico y químico".
•Aplicarse protector solar en las manos para minimizar el daño de las luces ultravioletas que se utilizan durante la manicura.
•No permitir que el estilista le retire las cutículas, porque esto incrementa el riesgo de inflamación e infecciones.
•Hidratar las uñas varias veces al día.
Como todo, el problema está en el abuso. Un uso continuado de manicuras permanentes puede no ser una buena opción a largo plazo, pero si lo hacemos de vez en cuando, puede ser una forma perfecta de tener las uñas estupendas sin esfuerzo.
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Redacción COSMO
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