Actriz, bailarina, cantante, compositora, productora discográfica, diseñadora de moda, empresaria, productora de televisión, coreógrafa, perfumista y filántropa-. No hablamos de doce personas diferentes. Hablamos de la inimitable Jennifer Lopez.
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La Celda, un intenso thriller en el que nuestra J.Lo interpreta a una psicóloga que se mete, literalmente, en la mente de un asesino. Para celebrarlo, vamos a repasar algunos de los datos más curiosos de su vida y obra.
Bailar antes que andar.
Dicen que para convertirse en maestro hay que empezar a practicar muy pronto. Pues bien, con apenas cinco añitos, nuestra J.Lo ya se consideraba toda una bailarina. Con raíces portoriqueñas y viviendo desde su nacimiento en el barrio del Bronx, Nueva York, la joven Jennifer no dejaba de declarar al mundo su intención de convertirse en la reina de las pistas. Cumpleaños, fiestas de fin de curso, bailes del instituto... Cada celebración era una oportunidad a la que la joven llegaba con una coreografía preparada.
Aprendiendo de los mejores. Su ansia por el baile no se detuvo en su niñez. J.Lo participó en numerosos musicales de bajo presupuesto que se estrenaron en su barrio, desde Jesucristo Superstar hasta Oklahoma. Finalmente, pudo subirse a un escenario en el que deslumbaría a miles de personas, siendo una de las bailarinas que acompañaban a los inolvidables New Kids on the Block. Este fue el detonante que la convenció de que su vida profesional estaba sin duda encaminada hacia los focos. Se mudó a Los Ángeles y poco después acompañaba en el escenario a una de las divas de los 90, Janet Jackson.
Bebidas no espirituosas. Jennifer siempre estuvo segura de que sería una estrella. Uno de sus temores, en cambio, es acabar protagonizando titulares negativos como el resto de estrellas que admiraba, continuamente entrando en peleas en discotecas, provocando altercados y demás situaciones embarazosas. Por ello, rechazó el alcohol y toda clase de drogas siendo consciente de que su carrera profesional y no sus líos nocturnos sería lo que la gente recordaría de ella. Si la ves en una fiesta con un vaso en la mano, te aseguramos que dentro sólo habrá zumo.
A la tercera... Aunque su matrimonio con Marc Anthony, tercero de la diva, no acabó con ambos comiendo perdices, ha sido de momento el que más le ha llenado, por darle a sus dos pequeños cocos, que es como Jennifer llama a sus hijos. Tuvo además la boda que ella siempre quiso, engañando a sus invitados haciéndoles creer que acudían a un acto social y sorprendiéndoles con una ceremonia en el altar. Antes de Marc, estuvo casada con el cubano Ojani Noa y con Chris Judd, aunque casi se recuerda más su tormentosa relación con Ben Affleck, que acabó con la revelación de que el actor estaba siendo infiel a nuestra diva.
Sin perder de vista su humanidad. Pese a sus películas millonarias y todo el glamour del que hace gala en sus giras musicales, Jennifer sigue muy apegada a sus humildes orígenes. Es por ello que utiliza su fortuna para ayudar en causas de todo tipo. Se ha implicado en fundaciones que pretenden erradicar la intolerable violencia machista en lugares como Ciudad Juárez, Mexico, dona dinero regularmente al Hospital de niños de Los Ángeles, promueve la concienciación sobre la tos ferina, el parkinson o el cáncer de mama o aboga por la libertad de los homosexuales para poder casarse. Es la directora además de la Lopez Family Fundation, que ayuda a los más necesitados en todo tipo de causas.
Pocas artistas en el mundo se ganan el sobrenombre de Diva, y Jennifer es una de ellas por derecho propio. Una mujer que empezó humildemente para acabar conquistando el mundo y conseguir cualquier cosa que se propusiera.
Disfruta con su actuación en la sobrecogedora cinta
La Celda, que Cosmo emite este sábado a las 23:39.
Redacción COSMO
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