Meditación, chakras,
yoga... Si en estos tiempos modernos hemos aprendido algo de las generaciones pasadas ha sido a reciclar todas las enseñanzas que se han dado en la humanidad y aprovecharlas para hacerle frente a nuestra vida presente.
Muchas personas pueden sentir que estas antiguas doctrinas no tienen nada que ver con ellos y siguen sin creer que las raíces de nuestra felicidad, así como de nuestra tristeza, tiene su origen en nuestra propia mente.
De un tiempo a esta parte se está popularizando una enseñanza que tiene su origen en el budismo, pero que ha evolucionado para que se le pueda sacar partido en nuestro ajetreado día a día. Se trata del Mindfulness.
Midfulness, que podría traducirse al español como "conciencia plena", es una técnica de meditación que tiene mucho más de psicología que de espiritualidad. Tiene como objetivo que alcancemos nuestra felicidad interior y aprendamos a distinguir aquello que es realmente importante para nosotros de aquello que sobra en nuestras vidas.
Mientras otras técnicas similares se centran en buscar nuestra paz interior usando la concentración, el mindfulness busca encontrar la raíz de nuestros problemas y llevarnos a la aceptación del origen de los mismos.
Así, nuestro objetivo será relajarnos y no dejar que nuestros pensamientos o decisiones partan de nuestros juicios de valor, nuestra experiencia o nuestros sentimientos.
Lo que pretende esta técnica es que, temporalmente, nos quitemos a nosotros mismos de la ecuación, dejemos de sufrir por nuestros problemas y analicemos fríamente por qué hemos llegado a tener esos mismos problemas.
La base para practicar el mindfulness es muy simple en teoría, pero algo más complicada cuando llega la hora de llevarla a la práctica: vivir el presente. Así, se nos realiza una pregunta: Si tu cuerpo habita en el presente, ¿por qué tu mente está estancada en los errores del pasado o en las preocupaciones del futuro?
De este modo y con algo de
meditación, conseguiremos identificar el origen de nuestros problemas, siempre y cuando no elijamos el papel de víctima
y tomemos responsabilidad por nuestra situación actual. Dejar de echar la culpa a factores externos y centrarnos en los errores que hayamos podido cometer.
Cuando somos conscientes de esto, existe la garantía de que no volveremos a tropezar dos veces en esa misma piedra de nuestro pasado, lo que nos ayuda en nuestro presente gracias a la autoaceptación y en nuestro futuro, siendo conscientes de los caminos que no tenemos que tomar.
Como con otras técnicas de meditación, se recomienda practicarlo en un lugar silencioso lejos de cualquier interrupción, en una posición y con una ropa que nos hagan sentir cómodos.
Entre los beneficios que nos puede reportar, además de la identificación de nuestros problemas, se encuentran la mejora de nuestra memoria, mejor control de nuestros niveles de estrés y ansiedad, un mejor conocimiento de nosotros mismos y cómo nos relacionamos con los demás, un aumento de nuestra creatividad y, sobre todo, un mayor control sobre nuestra inteligencia emocional.
Una vez nos iniciemos en el mindfulness deberemos seguir nuestro propio camino, pues las acciones a realizar serán diferentes para cada uno de nosotros en la búsqueda de esa paz interior que tanto nos puede ayudar a afrontar la realidad de nuestro presente, las decisiones del pasado y la incertidumbre del futuro.
Redacción COSMO
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