La actriz lo pasó mal cuando tuvo que empezar de cero en la meca del cine tras alcanzar la fama en España
Tras saltar a la fama en España gracias a la serie 'El internado' y la película 'Mentiras y gordas', la actriz Ana de Armas tomó la arriesgada y difícil decisión de mudarse a Los Ángeles para probar suerte en el mercado americano. Aunque finalmente su valentía ha demostrado dar sus frutos, en un principio a la joven de origen cubano le costó mucho adaptarse a sus nuevas circunstancias, es decir, a una ciudad desconocida donde tuvo que empezar de cero.
"Mudarme a Los Ángeles fue duro. En España tenía una carrera, y tienes que olvidarte de tu ego.
Yo volví a ser una don nadie", reconoce en una entrevista a la revista Vanity Fair.
Ahora a la atractiva intérprete - que está promocionando el filme 'Hands of stone' y formará parte del reparto de la secuela de 'Blade Runner'- le cuesta asimilar su vertiginoso ascenso a la fama en la meca del cine, y mucho más aún explicárselo a sus padres.
"Es difícil explicarles a mis padres todo lo que está sucediendo. No puedes comparar Hollywood con Cuba. Ni siquiera sabía que se pudiera soñar algo tan grande", afirma.
El éxito del que disfruta actualmente no ha conseguido sin embargo que se olvide de sus orígenes, ya que afirma tajantemente que su infancia en Cuba no podría haber sido más feliz, a pesar de que ahora sea más consciente de la situación político-social de la isla.
"Los recuerdos que tengo de mi infancia son maravillosos, tenía libertad en todos los sentidos. Pero ahora que vivo fuera lo veo todo desde otra perspectiva", confiesa la joven cubana, que pudo salir del país gracias a sus raíces españolas: "Mis abuelos eran españoles, así que tenía la doble nacionalidad. Era la única forma que tenía de salir de allí".
