Por supuesto, Facebook y estas otras redes no son las culpables directas de estos engaños amorosos, sino que somos nosotros, y el uso que hacemos de estas redes, los que tendríamos que responsabilizarnos por el declive de nuestras relaciones de pareja.
Un estudio que también nos dice que al menos un 20% de los divorcios actuales han sido causados, de una forma u otra, por nuestra actividad en estos nuevos medios de comunicación.
Una auténtica plaga si nos fiamos de estos estudios pero, ¿que hay de cierto en estos informes? ¿De qué manera influyen negativamente las redes sociales en nuestros fracasos amorosos?
Más tentaciones. Nunca en la historia de la humanidad hemos tenido tanta facilidad para, no sólo conectar con cualquier persona en cualquier lugar del planeta, sino también tenido acceso a una cantidad inabarcable de fotos y contenidos atrayentes no relacionado a nuestra pareja.
Menor privacidad. Localizaciones instantáneas, invitaciones a eventos, publicación de fotos con geolocalizador... Ocultarse hoy día es incompatible con el uso de las redes.
Un fuego que nosotros avivamos voluntariamente siguiéndole el juego a estas aplicaciones y revelando el lugar en el que estamos.
Mayor desconfianza. En el pasado, o descubrías una infidelidad in situ o te tocaba hacer un duro trabajo de detective, pero hoy día con el simple gesto de encender un teléfono podemos enterarnos de las posibles infidelidades de nuestra pareja. Evitar fisgonear los mensajes de nuestra media naranja es un pulso en el que nos enfrentamos al temible monstruo de los celos, con el pero de que, si somos pillados espiando los gadgets de nuestra pareja, nos arriesgamos a perder su confianza en el caso de que nuestros miedos fueran infundados. El respeto y la confianza son piezas claves.
Menor tiempo invertido en la pareja. ¿Recuerdas que hacías con tu tiempo antes de la irrupción de las redes sociales? Hablamos de horas y horas al día que antes aprovechábamos para estar junto al ser amado, y que
ahora se pierden entre actualizaciones de amigos, vídeos de gatitos o juegos granjeros. La adicción a las redes es tan peligrosa como cualquier otra, y puede ser la culpable del desapego entre los miembros de una pareja, provocando finalmente su ruptura.
Menor misterio. En unos espacios en los que todo el mundo puede prácticamente leer nuestro pensamiento, el proceso de ir conociendo a una persona poco a poco se vuelve más mecánico e impersonal. No es lo mismo que te cuente su vida a la luz de las velas de una cena romántica que ver fotos de su pasado en la pantalla de un móvil.
Mayor desconexión. Aunque las redes sociales no llevan ni una década entre nosotros, podemos afirmar que ya es notable el cambio que han producido en nuestras relaciones personales. Hoy día, con un simple click podemos estar en contacto con nuestros seres queridos sin poner el más mínimo esfuerzo por nuestra parte, por lo que se pierde esa forja de relaciones que es la comunicación directa.
Como decimos, el uso de estas redes es aún novedoso, y sus efectos reales todavía no pueden estudiados con exactitud pero, en lo que respecta a las relaciones de pareja, ya podemos afirmar que es mejor dejar el móvil en nuestro bolsillo y centrarnos en la persona que tenemos delante.
Redacción COSMO
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