Como cada año, el verano trae consigo cientos de oportunidades para disfrutar. Pero como cada año, muchas serán las parejas que no lleguen a septiembre. Gracias a diferentes estudios, sabemos que ésta es la estación del año en la que más compromisos se rompen, y con bastante diferencia sobre la segunda además.
Las
razones para que esto suceda son muchas: un aumento del tiempo compartido gracias a las
vacaciones, viajes de pareja en los que puede salir lo peor de nosotros, un aumento de las tentaciones ligeras de ropa a nuestro alrededor...
Analizando caso por caso, estamos seguro de que encontraremos tantas causas como parejas rotas, pero siempre podemos seguir unos patrones básicos para no acabar tirando la relación por la borda y sin posibilidad de rescate.
Una de las primeras cosas a corregir en nuestro comportamiento son nuestras expectativas. Las estaciones frías se hacen muy duras, y tendemos a fantasear con la llegada del verano, época en la que proyectamos nuestras esperanzas y sueños, pensando en que nuestros problemas se arreglarán mágicamente.
Al ver nuestras expectativas incumplidas, tendemos a frustrarnos y lo pagamos con la persona más cercana, en este caso nuestra pareja. El consejo a seguir es dejar de pensar que el buen tiempo nos hará las cosas más fáciles y trabajar en nuestra relación como en cualquier otra estación del año.
De hecho, otro de los consejos que los expertos recomiendan es encontrar nuestro propio espacio. Por mucho que aprovechemos el tiempo libre disfrutando de nuestra pareja, tenemos que recordar que las vacaciones son para escapar de nuestra rutina. Y sí, nuestra pareja forma también parte de esa rutina. Esto no quiere decir que escapemos totalmente de nuestra relación durante los meses de calor, sino que reservemos algunos días libres para una escapada en solitario o con amigos. Al regresar, pillaremos con más ganas a nuestra media naranja.
Independiente del punto anterior, no hay duda de que una pareja sana ha de ser capaz de
compartir unas simples vacaciones. Y es aquí donde entra el pilar básico de una relación; la
comunicación. Es necesario hablar con el corazón en la mano acerca de destinos y períodos para llegar al punto en el que los dos estáis de acuerdo. De lo contrario, ese resquemor interior propio de una persona que ha hecho concesiones acabará por aparecer estallando en mitad de cualquier conversación.
Además, y hablando de discusiones, es más que recomendable tomar el inicio de unas vacaciones juntos como un nuevo punto de partida, un nuevo comienzo. Lo ideal es dejar las preocupaciones, si las hubiera, en casa y tomarnos este tiempo libre no sólo como una periodo para el relax, sino como una oportunidad para reconectar con nuestra pareja, volviendo a encontrar los puntos comunes que un día os unieron sin las distracciones y problemas de nuestra rutina.
Habiendo resuelto estos puntos, sólo nos queda disfrutar del periodo más esperado del año junto a la persona que hemos elegido para estar a nuestro lado, pues no hay nada más romántico que una escapada lejos de la rutina, aunque para volver indemnes tengamos que poner de nuestra parte.
Redacción COSMO
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